¿Qué necesita la Bolsa para dejar atrás el pánico y empezar a remontar?

Colaboraciones y medios11 Abr. 2025

En las últimas semanas hemos vivido uno de esos periodos en los que el mercado parece haber olvidado completamente cómo se sube. Lo que empezó como una corrección técnica ha terminado convirtiéndose en una auténtica crisis de confianza. Y cuando la confianza desaparece, la lógica desaparece con ella. He hablado de este tema recientemente en medios, porque me parece fundamental aclarar que no estamos ante una caída más. Esta vez, el miedo ha alcanzado niveles similares a los de la pandemia y la crisis financiera de 2008, y eso cambia completamente las reglas del juego. Lo que quiero compartir contigo hoy es una visión clara sobre qué factores podrían ayudar a estabilizar los mercados y poner fin a la espiral bajista, qué señales hay que vigilar, y por qué el enfoque clásico de “comprar las caídas” puede no ser la mejor estrategia en este momento.

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No estamos ante una corrección cualquiera

Cuando los mercados caen con fuerza durante varias sesiones seguidas, muchos inversores se preguntan si ha llegado el momento de entrar. Esa mentalidad de comprar barato ha funcionado en muchas ocasiones.

Pero insisto: esta vez la caída no se debe a una sobrecompra o a un mal dato aislado, sino a algo mucho más profundo: la percepción de que estamos entrando en un nuevo régimen económico global.

Lo que estamos viendo es una combinación peligrosa de:

Escalada arancelaria internacional.
Tensiones geopolíticas sin resolver.
Desconfianza hacia las políticas monetarias.
Deterioro de los indicadores macroeconómicos.

En este contexto, no es tan importante adivinar dónde está el suelo, sino saber cómo protegerse y cuándo puede llegar un cambio real de tendencia.

Del “buy the dip” al “sell the bounce”

Uno de los grandes errores que pueden cometer los inversores ahora mismo es aplicar estrategias automáticas.

En momentos como el actual, con una elevada aversión al riesgo, el mercado ya no premia al que compra en mínimos, sino al que sabe esperar.

Lo dije hace unos días en una entrevista y lo repito aquí: quizá ha llegado el momento de dejar de pensar en comprar las caídas y empezar a valorar la opción de vender los rebotes.

No porque no haya oportunidades, sino porque el entorno ha cambiado radicalmente y lo que funcionaba antes ya no sirve como referencia.

El mercado ya no solo reacciona a datos, sino a emociones. Y la emoción dominante ahora mismo es el miedo.

Índices del miedo en máximos históricos

Uno de los termómetros que más utilizo para valorar el estado del mercado es el VIX, el llamado “índice del miedo”.

En estos momentos está marcando niveles que no veíamos desde los momentos más tensos del COVID y la crisis financiera global. Esto significa que los inversores están completamente fuera de juego, reaccionando de forma defensiva y precipitada.

Cuando ese nivel de pánico se alcanza, cualquier catalizador que parezca positivo puede provocar un rebote. Pero cuidado: no todos los rebotes significan cambio de tendencia.

¿Qué necesita la Bolsa para estabilizarse?

Hay varios factores que, si se dan simultáneamente o en secuencia, podrían marcar un punto de inflexión. Vamos a analizarlos uno por uno.

Un giro en la política arancelaria de Trump

El factor más evidente —y al mismo tiempo más impredecible— es la posibilidad de que Estados Unidos rebaje su discurso proteccionista. La guerra comercial es ahora mismo el principal desencadenante de las caídas.

Una apertura al diálogo por parte del gobierno estadounidense, o incluso una simple pausa en la imposición de nuevos aranceles, podría ser el primer detonante de un rebote. Lo vimos cuando aparecieron rumores de una prórroga en la aplicación de las tarifas: Wall Street reaccionó de forma instantánea con subidas. Aunque luego se desmintió, el efecto fue revelador.

Este es el famoso “Trump Put”, es decir, la idea de que el propio presidente podría intervenir para frenar la sangría bursátil si ve amenazada su popularidad o el crecimiento económico. No es descartable, aunque tampoco es previsible.

Contención en las represalias comerciales

Igual de importante que lo que haga EE. UU. es cómo respondan los países afectados. Si China, Europa o América Latina optan por la vía de la represalia dura, el mercado lo interpretará como una escalada sin retorno.

Por el contrario, si se abre la puerta a una negociación coordinada que rebaje la presión arancelaria, podríamos asistir a un cambio de sentimiento.

Lo comenté también recientemente: si esta ofensiva arancelaria de Trump es solo una herramienta táctica, y no una estrategia de fondo, aún hay margen para un acuerdo razonable. Pero si esto va en serio, el daño económico global puede ser muy severo.

Señales desde la Reserva Federal (el “Fed Put”)

Otro catalizador sería una intervención más clara por parte de la Reserva Federal. Hasta ahora, Powell ha mantenido una posición prudente, sin ceder demasiado ante el mercado.

Pero si las caídas persisten y afectan al consumo, al empleo o al crédito, la Fed podría anunciar rebajas de tipos más rápidas o una pausa en el endurecimiento monetario. Este es el conocido “Fed Put”, y en el pasado ha sido una red de seguridad para los mercados.

De momento, no hay señales claras de que se vaya a activar. Pero si la situación se deteriora aún más, es uno de los caminos más probables hacia la estabilización.

Reducción en los diferenciales de crédito

Un aspecto que muchos pasan por alto, pero que es clave para la salud de los mercados, es el comportamiento del crédito corporativo. En los últimos días hemos visto un repunte muy preocupante en los spreads, especialmente en la deuda high yield.

Si las empresas tienen que refinanciarse a tipos más altos justo cuando sus beneficios caen, el riesgo de impago crece. Y eso podría desencadenar un efecto dominó muy peligroso, especialmente en el sector bancario.

Una estabilización en estos diferenciales sería una señal clara de que el mercado empieza a recuperar la confianza. Por ahora, aún estamos lejos de eso.

Una temporada de resultados menos negativa de lo esperado

A partir de esta semana comienza la temporada de resultados del primer trimestre del año. Y aunque los datos de beneficios por sí solos no moverán el mercado si la incertidumbre persiste, sí podrían ser el factor que reduzca el pesimismo actual.

Hay dos claves que voy a vigilar de cerca:

La evolución de las previsiones de beneficios para el resto del año.
La reacción del mercado a los resultados de grandes bancos y tecnológicas.

Si las compañías muestran resiliencia, y las previsiones no se recortan de forma agresiva, podríamos tener un punto de apoyo para la recuperación.

¿Qué hacer como inversor ahora mismo?

La pregunta del millón. Y mi respuesta es clara: este no es un momento para improvisar, sino para proteger.

Si tienes exposición a mercados, revisa tu cartera. Si estás pensando en entrar, espera señales más sólidas. Y si ya estás dentro, valora seriamente si los rebotes actuales son oportunidades de deshacer posiciones que no te convencen.

En fases como esta, no se gana por comprar en mínimos. Se gana por no cometer errores.

Conclusión: Prudencia, análisis y mucha paciencia

Los mercados no caen en línea recta, ni suben cuando queremos.

Ahora mismo, el sentimiento está dominado por el miedo, la política ha tomado el control del ciclo económico, y los inversores buscan certezas donde solo hay ruido.

Recuerda: no es momento de jugar a adivinar el suelo. Es momento de vigilar los catalizadores reales que puedan frenar la caída. Hasta que no aparezcan, cualquier rebote es solo eso: un rebote, no un cambio de tendencia.

Como siempre digo, el dinero serio entra cuando hay visibilidad, no cuando hay vértigo.