Mercados, aranceles y el riesgo de recesión: Mi análisis tras el lunes negro

Colaboraciones y medios21 Abr. 2025

Los mercados financieros acaban de vivir un episodio de gran tensión que ha encendido todas las alarmas. Tras un desplome superior al 20% en algunos índices, la pregunta que se hacen muchos inversores es si estamos ante una oportunidad para ajustar carteras o si, por el contrario, conviene extremar la cautela. En este artículo, comparto mi visión sobre este momento tan delicado y las claves para navegar en él con inteligencia.

Índice de contenidos

El corto plazo: Poco margen y reacciones desproporcionadas

Cuando una situación te explota en la cara, como ha sucedido en los últimos días, el margen de maniobra inmediato es limitado. Muchos inversores están sobrereaccionando a lo que, en mi opinión, es un problema de fondo que venía gestándose desde hace tiempo.

Es habitual que, tras un fuerte retroceso, surjan dudas: «¿Es este el mejor momento para reducir riesgo o debo esperar?» La realidad es que nadie tiene una bola de cristal, pero sí podemos afirmar que se abrirán nuevas ventanas de oportunidad. La clave está en no dejarse llevar por el pánico.

El verdadero problema: Un daño estructural al modelo económico

Más allá del vaivén de los mercados, lo que está ocurriendo tiene una dimensión estructural. La imposición de aranceles generalizados, la falta de una estrategia clara en las relaciones internacionales y el uso de medidas drásticas sin consenso están generando un desgaste profundo.

En mi opinión, el modelo económico que Donald Trump parece querer implementar, basado en financiar las necesidades del gobierno mediante aranceles en lugar de impuestos tradicionales, no es viable en el largo plazo. El privilegio del dólar como moneda refugio no es un cheque en blanco. Utilizarlo como palanca de presión tiene límites.

Mercado sobrevalorado y pérdida del respeto a las correcciones

Desde 2009, nos habíamos acostumbrado a que cualquier crisis se resolviera con políticas expansivas: tipos de interés cercanos a cero, inyecciones masivas de liquidez y ayudas directas a ciudadanos y empresas. Eso ha generado una falsa sensación de seguridad que ahora se tambalea.

Los índices bursátiles cotizaban recientemente en máximos históricos, y el sentimiento general era que «esto solo puede subir». Pero la realidad macroeconómica dista mucho de ser idílica: tensión en los mercados de deuda, amenaza de estanflación y deterioro de la confianza empresarial.

Cuando la desconexión entre expectativas y realidad es tan grande, los ajustes tienden a ser violentos. No es que el mercado haya exagerado ahora, es que probablemente se había relajado demasiado antes.

Inflación y recesión: Un escenario cada vez más probable

Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, lo ha resumido con precisión: los nuevos aranceles van a incrementar la inflación y elevan la probabilidad de recesión. Y no puedo estar más de acuerdo.

Cuando impones aranceles a nivel global, estás encareciendo de forma directa el comercio internacional. Si la respuesta es recíproca, como podría ser el caso con China o la Unión Europea, el sobrecoste se amplifica. Este tipo de guerras comerciales generan una subida real de precios, no es una amenaza abstracta.

Y lo que es peor: esa subida de precios llega en un momento en el que la economía ya muestra señales de debilitamiento. El resultado es un escenario típico de estanflación: bajo crecimiento económico combinado con presiones inflacionistas. Una combinación especialmente difícil de gestionar tanto para gobiernos como para bancos centrales.

Los bancos centrales, entre la espada y la pared

En este nuevo contexto, los bancos centrales tienen muy poco margen de actuación. Si bajan tipos de interés para evitar una recesión, corren el riesgo de avivar la inflación. Si los mantienen altos, pueden agravar la desaceleración.

Ya vivimos algo similar en la década de los 70. El dilema entre crecimiento e inflación no tiene una solución sencilla. Y aunque es probable que, si la situación se deteriora mucho, veamos recortes de tipos, eso no estará exento de consecuencias: la pérdida de poder adquisitivo seguirá castigando al consumidor.

Aprovechar los rebotes para reducir riesgo

Estamos alcanzando zonas técnicas de soporte en muchos índices. Es posible que veamos rebotes en el corto plazo. Sin embargo, mi recomendación es clara: si esos repuntes llegan, deben aprovecharse para reducir exposición al riesgo, no para incrementar posiciones con la idea de «cazar gangas».

El daño estructural está hecho. Y aunque puede haber oportunidades específicas, la estrategia más prudente es reposicionar la cartera pensando en la sostenibilidad a medio y largo plazo.

Cuidado con las explicaciones simplistas

Durante estos días, han circulado teorías conspirativas que atribuyen las caídas a maniobras para debilitar a Trump o para obligar a la Reserva Federal a cambiar su política monetaria. Personalmente, creo que es un error caer en ese tipo de lecturas.

Los mercados responden a realidades complejas, no a hilos invisibles que alguien maneja. Pensar que se puede manipular a millones de inversores a nivel global para provocar un desplome deliberado es subestimar la dinámica de los mercados.

Conclusión: Serenidad, análisis y preparación

Lo peor que puede hacer un inversor ahora es actuar por impulso. La situación es compleja, sí, pero también está llena de lecciones.

La importancia de respetar el riesgo cuando todo parece ir bien. El valor de mantener liquidez para poder actuar cuando realmente hay oportunidades.

La necesidad de diseñar carteras resilientes, preparadas para escenarios adversos.

En definitiva, el lunes negro que hemos vivido no es solo un recordatorio de la volatilidad inherente a los mercados, sino una llamada de atención sobre la necesidad de actuar con criterio. En tiempos de ruido y confusión, la información rigurosa y el pensamiento estratégico se convierten en nuestros mejores aliados.

contacto@pablogiltrader.com

Información

Información legal

Política de privacidad

Política de cookies