Vivimos tiempos en los que la política ha dejado de ser una herramienta de gestión para convertirse en una fuente inagotable de incertidumbre. Lo que estamos viendo con Donald Trump y su cruzada arancelaria contra China es mucho más que una disputa comercial: es una guerra económica en toda regla, con implicaciones directas para el sistema financiero global y, sobre todo, para la credibilidad de Estados Unidos como potencia hegemónica. En este artículo quiero compartir mi visión sobre cómo se ha llegado a este punto, por qué el rumbo actual es profundamente peligroso para los mercados y hasta qué punto estamos ante una posible fractura del orden económico que hemos conocido en las últimas décadas.
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