Lo que ha ocurrido recientemente con la cotización de los bancos en bolsa no es un hecho aislado ni una simple corrección técnica. Es una señal clara de que los mercados financieros están revaluando las expectativas de crecimiento y rentabilidad futura del sector bancario en un contexto global cada vez más incierto. La chispa que ha encendido la mecha ha sido la decisión de Donald Trump de reactivar su estrategia arancelaria, una medida que ha generado un efecto dominó sobre sectores que, a priori, no deberían verse directamente afectados por el comercio internacional. Como explicaré a lo largo de este artículo, el castigo bursátil a los bancos responde a lógicas más complejas de lo que parece a simple vista.
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