Entrevista en el canal de Juan Such: Aprendizajes financieros y actitud positiva

Entrevista de Pablo Gil en el canal de Juan Such

Colaboraciones y medios5 Jul. 2023

Es un placer compartir con vosotros mi entrevista en el canal de Juan Such (fundador de Rankia). Tratamos algunos puntos que van desde mi experiencia como economista y divulgador hasta algunos de los aprendizajes clave que he adquirido a lo largo de mis más de 35 años operando en los mercados financieros. Este artículo, al igual que mi último libro, busca transmitir lo que he aprendido de las crisis pasadas y cómo podemos aplicar esos conocimientos para invertir con éxito en el futuro. Durante mi trayectoria, he tenido la oportunidad de analizar de cerca varios episodios críticos en los mercados globales, y a lo largo de este artículo, voy a profundizar en algunas de esas experiencias y lecciones.

Índice de contenidos

Mi camino hacia la economía y las finanzas

Recuerdo que mi entrada en el mundo de la economía y las finanzas fue algo accidental. Mi primer interés, de hecho, estaba en la informática. En los años 80, la informática estaba en pañales en España, y yo estaba completamente fascinado con los ordenadores tras pasar un año en Estados Unidos.

Lamentablemente, en España no existía una carrera como tal, y los estudios disponibles se centraban más en lenguajes de programación obsoletos que no me atraían.

Finalmente, me decanté por estudiar empresariales. En esos primeros años universitarios, debo confesar que no me apasionaba la carrera y mis resultados académicos eran mediocres.

Todo cambió cuando comencé a trabajar como becario en la tesorería del Banco Santander. Fue allí, en medio de operaciones con grandes cantidades de dinero y viendo de cerca la toma de decisiones, cuando descubrí el fascinante mundo de los mercados financieros.

Primeras experiencias en la tesorería del Banco Santander

Trabajar en la tesorería de un banco en esa época era como entrar en un mundo casi cinematográfico. Me fascinaba ver cómo se gestionaban enormes cantidades de dinero a diario, y rápidamente comprendí que este era el ámbito en el que quería desarrollarme.

Empecé haciendo tareas simples como becario, pero lo que realmente me atrapó fue la oportunidad de aprender de los traders más experimentados.

Una de las lecciones más valiosas que aprendí en esos primeros años fue la importancia de reconocer los errores rápidamente. En una ocasión, durante una operación, cometí un error de cálculo y, en lugar de tratar de ocultarlo, lo expuse inmediatamente.

Esta lección me acompañaría durante toda mi carrera: cuando cometes un error en los mercados financieros, lo mejor es enfrentarlo de inmediato antes de que se convierta en un problema mayor.

Los mercados financieros en los años 80 y 90: El nacimiento de una nueva era

El final de los años 80 y principios de los 90 fue una época de grandes cambios para los mercados financieros. Fue entonces cuando experimenté mi primer gran crash: el de octubre de 1987, conocido como el Lunes Negro.

Recuerdo que, aunque no trabajaba directamente en renta variable en ese momento, gestionaba una pequeña cartera de acciones para mi padre. Las pérdidas que sufrimos tras el desplome del mercado me enseñaron lo volátil que podía ser el mundo de la inversión, pero también lo importante que era mantener la calma en momentos de crisis.

Durante esos años, también fui testigo del famoso ataque especulativo de George Soros contra la libra esterlina en 1992. Soros demostró que incluso los bancos centrales más poderosos podían ser vulnerables si no jugaban bien sus cartas. Este episodio marcó un antes y un después en cómo los inversores percibían el poder de los grandes especuladores en el mercado de divisas.

La creación de los mercados de derivados en España

A principios de los años 90, en España comenzamos a explorar un nuevo mundo: el de los derivados financieros. El mercado de derivados era un concepto novedoso en nuestro país, y el Banco Santander decidió enviar a un grupo de directivos a Chicago para que entendieran cómo funcionaban estos productos en los mercados internacionales.

Recuerdo que, tras esa experiencia, se decidió que alguien en el banco debía encargarse de estudiar el análisis técnico, una disciplina que en ese momento apenas existía en España. Yo fui el primero en levantar la mano, y esa decisión fue clave para mi futuro profesional.

Gracias a esta oportunidad, me convertí en uno de los primeros especialistas en análisis técnico en el país, lo que me permitió desarrollar mi carrera en diferentes áreas del banco.

Esta especialización fue especialmente útil en los años posteriores, cuando los mercados financieros comenzaron a volverse más complejos y el análisis técnico se convirtió en una herramienta fundamental para tomar decisiones de inversión.

El papel de la psicología en los mercados

Uno de los aspectos más fascinantes del mundo financiero es la psicología detrás de las decisiones de inversión. A lo largo de mi carrera, he visto cómo el comportamiento humano influye enormemente en los mercados.

En situaciones de crisis, el pánico puede llevar a los inversores a tomar decisiones irracionales, como vender en el peor momento posible o sobreinvertir en activos sobrevalorados.

La psicología de los mercados también se refleja en cómo reaccionamos ante las noticias. Como he mencionado en otros artículos, no se trata solo de lo que dice un banco central, sino de cómo lo dice.

Recuerdo que, durante mis años trabajando en forex, una de las lecciones más importantes que aprendí fue observar no solo lo que decían los bancos centrales, sino cómo actuaban. Las intervenciones en el mercado de divisas a menudo eran tan reveladoras por su timing como por su magnitud.

El impacto de las decisiones de los bancos centrales

Los bancos centrales han jugado un papel clave en los mercados durante décadas. Recuerdo especialmente la famosa intervención de Mario Draghi en 2012, cuando anunció que haría «lo que fuera necesario» para salvar el euro.

Esta declaración, sin necesidad de acciones inmediatas, tuvo un impacto enorme en los mercados y evitó una crisis mayor en la eurozona. A veces, las palabras correctas en el momento adecuado pueden ser más poderosas que cualquier política monetaria concreta.

Este tipo de episodios me han hecho reflexionar sobre la importancia de la confianza en los mercados financieros. Los inversores, en última instancia, confían en que los bancos centrales actuarán de manera coherente y predecible. Cuando esa confianza se rompe, los efectos pueden ser devastadores, como vimos durante la crisis de 2008.

La importancia de la educación financiera

En los últimos años, me he dedicado también a la divulgación de temas financieros a través de mi canal de YouTube y otros medios.

Es un proyecto que me apasiona, porque creo firmemente que la educación financiera es fundamental para que las personas puedan gestionar mejor sus ahorros y evitar cometer errores que les pueden costar caro.

Mi enfoque en el canal siempre ha sido hacer accesibles conceptos complejos. Hablar de macroeconomía, inversión o diversificación de carteras de manera que cualquier persona, sin formación previa, pueda entenderlos es un reto que disfruto enormemente.

Al final, lo que me mueve es poder ayudar a otros a tomar decisiones informadas.

Lecciones para invertir en el futuro

Si algo he aprendido de las crisis pasadas, es que siempre hay lecciones valiosas que nos preparan para el futuro.

Uno de los mensajes más importantes que quiero compartir es la importancia de la diversificación. Nunca sabemos cuándo va a ocurrir una crisis ni cuál será su magnitud, pero lo que sí podemos hacer es estar preparados diversificando nuestras inversiones.

Además, he aprendido que la paciencia es clave. Los mercados son volátiles y, a veces, los momentos de mayor incertidumbre son también los que ofrecen las mejores oportunidades para invertir a largo plazo.

La clave está en mantener la calma, analizar las situaciones con objetividad y no dejarse llevar por el pánico o la euforia del momento.

La importancia de aprender de los errores

Como mencioné al principio, uno de los motivos por los que decidí escribir mi último libro fue para poder reflexionar sobre los errores que he cometido a lo largo de mi carrera.

Creo que es fundamental no solo celebrar los aciertos, sino también analizar en profundidad los fallos. Estos errores nos enseñan mucho más de lo que podríamos aprender en una situación ideal, y es lo que nos prepara para tomar mejores decisiones en el futuro.

El surgimiento de la digitalización financiera y la evolución de los sistemas de inversión

A principios de los años 90, el mundo de las inversiones estaba en plena transformación tecnológica. Lo que antes era un terreno reservado para cálculos manuales, hojas de cálculo interminables y software rudimentario, comenzó a dar paso a herramientas digitales más sofisticadas.

En este contexto, aparecen los primeros programas de análisis técnico como Computrac, un software que requería alimentar manualmente datos históricos para generar gráficos y tendencias de mercado.

Este sistema, aunque primitivo comparado con los estándares actuales, supuso un gran avance para los inversores que, por primera vez, podían graficar de manera visual sus análisis, aunque estos procesos tomaban hasta 20 minutos por gráfico.

El mundo de las finanzas y el análisis bursátil estaba cambiando rápidamente. Las bases de datos comenzaban a llegar desde los bancos de Nueva York, y los operadores financieros, como los que trabajaban con divisas como el dólar y el marco alemán, debían invertir horas tecleando y ajustando los datos manualmente.

Sin embargo, el verdadero salto tecnológico en el análisis técnico y la inversión llegó con la introducción de herramientas como Teletrack y, posteriormente, TradeStation.

Este último se convertiría en el referente del análisis técnico, permitiendo programar indicadores personalizados y sistemas de trading automatizados. Esto representó una auténtica revolución para los traders, quienes pasaron de gráficos estáticos a gráficos dinámicos, donde podían ver el movimiento en tiempo real, algo que en ese entonces parecía ciencia ficción.

La evolución de los sistemas de trading y la aparición de los Hedge Funds

A finales de los años 90, el mercado de inversión seguía su acelerada transformación. Formé parte de un equipo de 200 traders en una mesa de operaciones del Banco Santander, dando soporte a todo el equipo. En esa época, los sistemas de trading basados en medias móviles comenzaron a ganar relevancia.

Eran sistemas básicos, donde los precios cruzaban medias móviles hacia arriba o hacia abajo, lo que generaba señales de compra o venta. Pero, a medida que el software avanzaba, también lo hacían las estrategias, que comenzaron a volverse más complejas.

En 1998, participé en la creación de una mesa de renta variable en el Banco Santander, pero ya con la ambición de montar un fondo de inversión, algo que en España era aún muy novedoso.

La visión era clara: donde realmente se encontraba el dinero, era en los hedge funds. Así, de 1998 al 2000, se dedicaron a aprender y preparar lo que sería su propio fondo, un vehículo de inversión del cual serían, al menos en parte, propietarios.

El salto a la competencia: Lecciones aprendidas en el camino

En ese trayecto, hubo momentos decisivos. Un ejemplo fue cuando Ravi Mehra, gestor reconocido y premiado, me ofreció la oportunidad de unirme a él y a Bob Shultz para lanzar un fondo en Suiza, con el apoyo de Emilio Botín.

Sin embargo, una serie de decisiones personales me llevaron a rechazar la oferta, lo que más tarde consideraría uno de los errores más grandes de mi carrera.

Más adelante, en el año 2000, BBVA vio la oportunidad de asociarse conmigo y mi equipo para lanzar un fondo en Gran Caimán.

Este fondo, regulado por la CNMV y con 40 millones de euros de capital inicial, fue un proyecto innovador y ambicioso que nos llevó a enfrentarnos a uno de los momentos más críticos en la historia del mercado financiero: el estallido de la burbuja «.com» y, poco después, los atentados del 11 de septiembre de 2001.

El 11 de septiembre y el ajuste en la estrategia de inversión

El atentado del 11-S fue un punto de inflexión. La interrupción de las operaciones de fusiones y adquisiciones, sector en el que estaba enfocado el fondo, forzó una reestructuración radical de las estrategias de inversión.

Abandonamos las fusiones y adquisiciones y nos concentramos en sectores clave como utilities (eléctricas), telecomunicaciones y el sector financiero. Esto permitió mantener un fondo equilibrado, que invertía en aproximadamente 60 compañías, mayoritariamente europeas y estadounidenses, con un enfoque de «market neutral«.

Este tipo de estrategia consistía en comprar y vender acciones de compañías dentro del mismo sector, compensando las pérdidas de una con las ganancias de otra, en lugar de depender de la dirección general del mercado.

Esta estrategia resultó especialmente eficaz en 2008, un año catastrófico para los mercados, donde el sector financiero global perdió hasta un 90%, pero su fondo cerró con una ganancia del 4%.

Reflexiones sobre las crisis: Del 2001 al 2008

Las crisis de 2001 y 2008 me marcaron profundamente. En 2001, la caída del mercado tras los atentados del 11-S fue un golpe devastador para muchos fondos de inversión.

Años más tarde, la crisis financiera de 2008 no fue menos turbulenta, pero el enfoque market neutral nos permitió sortear la tormenta y salir con resultados positivos.

Sin embargo, el camino hacia esos resultados no fue fácil. Las noches sin dormir, el estrés extremo y las decisiones de inversión en momentos de pánico generalizado fueron experiencias que forjaron un carácter y una manera única de ver los mercados.

Recuerdo con nitidez cómo, en plena crisis del 2008, muchos inversores se enfrentaban a la posibilidad de una quiebra total del sistema financiero, algo que parecía inimaginable pero que estaba a punto de suceder.

Lecciones de más de dos décadas de experiencia en los mercados

Después de 35 años de carrera en el sector financiero, comparo mi visión sobre los mercados de inversión y la actitud de las generaciones más jóvenes. Tras haber vivido crisis como el colapso de las divisas asiáticas en 1997, el default de Rusia en 1998, el estallido de la burbuja «.com» y la gran crisis financiera de 2008, sostiene que las nuevas generaciones de inversores, que comenzaron después de 2010, no han experimentado la verdadera volatilidad y riesgo del mercado.

En mi opinión, las crisis financieras no son eventos raros o aislados, sino parte inherente del ciclo de los mercados. Además, las estrategias de inversión a largo plazo no deben basarse en la confianza ciega en los bancos centrales o en el crecimiento constante. Más bien, deben centrarse en la diversificación, la prudencia y, sobre todo, en estar preparado para lo peor, incluso cuando el mercado parezca estar en su mejor momento.

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