¿Puede 2025 volverse en contra de Donald Trump? Las señales que podrían desestabilizar la economía de EE.UU.

Colaboraciones y medios3 Mar. 2025

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha reavivado debates sobre el futuro de la economía estadounidense y los mercados globales. Si bien su primer mandato estuvo marcado por un auge bursátil, políticas fiscales expansivas y una agresiva estrategia arancelaria contra China, este segundo mandato enfrenta un contexto radicalmente distinto: inflación persistente, tensiones geopolíticas en ascenso y una deuda pública que ha alcanzado niveles históricos.

Índice de contenidos

En mi reciente entrevista en NegociosTV, exploré por qué 2025 podría convertirse en el año en que la economía de EE.UU. comience a volverse en contra de Trump, las implicaciones de su política comercial y la posible respuesta de los mercados ante un entorno cada vez más incierto.

Las diferencias entre el primer y segundo mandato de Trump

Si miramos su primer ciclo presidencial (2017-2021), Trump tuvo mucho margen de maniobra. Recibió una economía en crecimiento, con tasas de interés históricamente bajas y una Reserva Federal que podía seguir aplicando estímulos sin temor a desatar una crisis inflacionaria.

Hoy, el escenario es muy distinto:

El margen de maniobra de la Fed es mucho más limitado.
- En 2017, la Reserva Federal aún tenía margen para jugar con los tipos de interés.
- En 2025, si la inflación persiste y la Fed no puede bajar los tipos, cualquier caída en la economía no podrá ser amortiguada con facilidad.
El nivel de deuda pública ha alcanzado niveles insostenibles.
- Durante la administración Trump, la deuda nacional creció en 7,8 billones de dólares.
- Desde la pandemia, el gasto público ha seguido disparándose, con una carga de intereses cada vez más difícil de manejar.
La economía estadounidense no puede sostener otra guerra comercial sin consecuencias graves.
- En 2018-2019, la guerra comercial con China ralentizó el crecimiento global, pero no llegó a hundir los mercados.
- Si en 2025 Trump decide imponer aranceles generalizados (no solo a China, sino también a Europa, México y Canadá), los efectos sobre el comercio y la inflación podrían ser mucho más severos.

El problema de Trump es que esta vez no tiene tanto que ganar y sí mucho que perder. La política arancelaria que antes utilizó como herramienta de presión, si se implementa a gran escala, podría ser el detonante de una crisis de confianza en los mercados.

El peligro de la guerra comercial global

Durante la entrevista en NegociosTV, debatimos sobre la creciente incertidumbre en torno a los aranceles. Si bien es cierto que Trump aún no ha tomado medidas definitivas, las amenazas han ido en aumento.

¿Qué diferencia hay entre la guerra comercial de 2018 y la que podría desatarse en 2025?

Antes, el foco estaba en China; ahora, Trump apunta a todos.
- En su primer mandato, Trump centró su estrategia comercial en China, con aranceles dirigidos principalmente a su industria tecnológica y manufacturera.
- En 2025, ha dejado claro que sus primeras amenazas incluyen a México, Canadá y la Unión Europea.
La inflación hace que las consecuencias sean más graves.
- En 2018-2019, la inflación estaba controlada y la Fed tenía margen para reducir tipos si era necesario.
- Hoy, una escalada arancelaria podría avivar un nuevo repunte inflacionario, justo cuando el mercado espera una normalización monetaria.
Las represalias serán más agresivas.
- En la guerra comercial anterior, muchos países optaron por negociar antes de responder con medidas drásticas.
- Esta vez, Europa y China están mejor preparadas para responder con aranceles equivalentes, lo que podría agravar la situación.

Si EE.UU. entra en una guerra comercial global, las consecuencias económicas podrían ser devastadoras:

Crecimiento económico más lento.
Menos inversión empresarial por la incertidumbre regulatoria.
Caída en el consumo por el aumento de precios de productos importados.
Mayor presión sobre la Reserva Federal, que tendría que elegir entre combatir la inflación o evitar una recesión.

La gran pregunta es: ¿puede el mercado ignorar este riesgo hasta que sea demasiado tarde?

El mercado de bonos: Un termómetro de lo que podría venir

Uno de los temas que abordamos en la entrevista fue el mercado de bonos. Si hay una señal de alerta que no podemos ignorar, es la reacción del mercado de deuda.

¿Qué está ocurriendo?

El Tesoro estadounidense ha acortado la duración de su cartera de deuda. En lugar de aprovechar los bajos tipos de interés en 2020-2021 para emitir deuda a largo plazo, EE.UU. ha concentrado su financiamiento en bonos de corto plazo.

El coste de los intereses de la deuda pública ya es insostenible. En 2024, EE.UU. está destinando más del 15% de su presupuesto a pagar intereses.

Si los tipos de interés se mantienen altos, esta carga seguirá aumentando.

Si Trump decide emitir deuda perpetua, podríamos ver una crisis en los bonos soberanos. La idea de convertir parte de la deuda a bonos perpetuos (sin vencimiento) haría que los inversores reconsideraran el valor de los bonos del Tesoro, lo que podría generar una venta masiva y un aumento de los tipos de interés a largo plazo.

Los mercados de renta fija están enviando señales de advertencia, pero parece que los inversores aún no están prestando suficiente atención.

El oro: El gran beneficiado de la incertidumbre

En este contexto de incertidumbre, el oro sigue consolidándose como el refugio por excelencia.

En la entrevista mencionamos su espectacular revalorización, que ha superado incluso la del S&P 500 en ciertos periodos recientes.

¿Por qué sigue subiendo el oro?

Porque el riesgo global no desaparece. El oro tiende a subir cuando hay inestabilidad económica, y con una posible guerra comercial en el horizonte, sigue siendo una cobertura atractiva.
Porque los bancos centrales siguen comprando. Los principales compradores de oro en los últimos años han sido los bancos centrales de países como China y Rusia, que buscan reducir su exposición al dólar.
Porque el dinero fiduciario pierde valor. La inflación ha erosionado el poder adquisitivo de las monedas tradicionales, lo que refuerza la percepción del oro como una reserva de valor segura.

Para los inversores de largo plazo, tener una parte del portafolio en oro sigue siendo una estrategia sensata. Para los traders, el problema es que el oro ha subido tanto que comprar en estos niveles implica asumir un alto riesgo de corrección a corto plazo.

Reflexión final: ¿Se repetirá la historia?

La historia económica nos ha enseñado que los ciclos expansivos no duran para siempre y que las políticas económicas agresivas pueden terminar volviéndose en contra de sus propios impulsores.

Si en 2025 la economía estadounidense comienza a desacelerarse, si la inflación vuelve a repuntar y si los mercados de deuda comienzan a mostrar señales de tensión, Trump podría encontrarse en una posición mucho más complicada que en su primer mandato.

La clave para los inversores será anticiparse a estos cambios, no reaccionar cuando ya sea demasiado tarde.

¡Nos vemos en el próximo análisis!