La inflación tiene un impacto profundo en las finanzas personales y en la salud de una economía. Se define como el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios en una economía durante un período prolongado.
Su presencia es constante, y entender sus efectos es fundamental para saber cómo proceder con las finanzas. El impacto más directo de la inflación es la reducción del poder adquisitivo del dinero.
A medida que los precios suben, cada unidad de moneda compra menos bienes y servicios. Este descenso en el valor real del dinero afecta a los consumidores al disminuir su capacidad para adquirir la misma cantidad de productos con la misma cantidad de dinero.
Para los ahorradores, la inflación puede desgastar el rendimiento de sus ahorros. Si la tasa de interés que ganan en sus cuentas de ahorro no supera la tasa de inflación, están perdiendo poder adquisitivo con el tiempo. Es como si el dinero en sus cuentas se estuviera deteriorando.
En el ámbito empresarial, la inflación puede tener consecuencias significativas en lo que respecta a los costes de producción. A medida que los precios de las materias primas aumentan, las empresas pueden enfrentar presiones al alza en sus costes, lo que a su vez puede afectar los márgenes de ganancia y, en algunos casos, llevar a ajustes en los precios de los productos o servicios.
Además, la inflación puede generar incertidumbre en los mercados financieros y afectar las tasas de interés. Los bancos centrales a menudo ajustan las tasas de interés para controlar la inflación, y estos cambios pueden influir en los rendimientos de diversos activos, incluidos bonos, acciones y otros instrumentos financieros.
Por ello, entender qué es la inflación y cómo afecta es primordial para cualquier individuo o empresa que busque proteger su patrimonio.