En los últimos diez años, los ETFs de semiconductores han ofrecido rentabilidades superiores a la media del mercado. Empresas como NVIDIA han multiplicado su valor, y los fondos que las incluyen han seguido esa estela. Pero sería un error pensar que esto es una constante.
Invertir en semiconductores puede ser muy rentable si se hace con cabeza. Y esa rentabilidad no siempre proviene de acertar con la empresa ganadora. A menudo, la clave está en diversificar, ajustar bien el momento de entrada, y tener claro cuándo reequilibrar o salir.
También es importante tener un horizonte temporal definido. Muchos ETFs están pensados para mantener posiciones durante años, mientras que otros pueden utilizarse para operativas más tácticas. En estos casos, el uso de opciones sobre acciones puede ser una herramienta útil para gestionar riesgo o apalancar resultados, siempre que se dominen sus implicaciones.
Una alternativa razonable para muchos perfiles es utilizar estos ETFs como parte de una cartera diversificada. No conviene sobreponderar el sector si no se entiende bien su comportamiento cíclico. Pero sí tiene sentido incorporarlo como una palanca de crecimiento, especialmente si se complementa con otros sectores menos volátiles.
Por último, para quienes están dando sus primeros pasos, siempre recomiendo empezar por estudiar las acciones VTI, que permiten una diversificación amplia del mercado estadounidense. Es una forma de entender cómo se comportan los distintos sectores, incluyendo el tecnológico, dentro de un índice más general.