The trader nº 84
La interpretación inteligente del mercado
La interpretación inteligente del mercado
Bienvenido a mi visión personal sobre la actualidad de los mercados financieros nº84. Gracias por tu interés, si te has perdido alguna entrega o aún no estás suscrito puedes revisar aquí
Aprovechando que ha terminado ya el año 2024, me gustaría hacer un ejercicio de reflexión sobre lo acontecido a nivel general y, por otro lado, hablar de las claves que podrían definir el comportamiento de los mercados financieros en 2025. Así que permitidme que cambie la estructura de esta última Newsletter del año para que encaje mejor con mi propósito. A partir de enero volveré al formato anterior.
Cierre semanal | Cierre anual | Precio actual | Última semana | En el año | |
---|---|---|---|---|---|
S&P500 | 5998.06 | 5881.94 | 5881.94 | -1.94% | 0.00% |
Nasdaq100 | 21649.32 | 21017.27 | 21017.27 | -2.92% | -0.00% |
Eurostoxx50 | 4833.33 | 4884.62 | 4881.30 | 0.99% | -0.07% |
Ibex35 | 11468.60 | 11595.00 | 11578.80 | 0.96% | -0.14% |
Oro | 2643.70 | 2639.30 | 2648.00 | 0.16% | 0.33% |
Brent | 73.31 | 74.80 | 74.87 | 2.13% | 0.09% |
Natgas | 3.44 | 3.63 | 3.62 | 5.26% | -0.28% |
SSE | 3389.34 | 3354.29 | 3263.23 | -3.72% | -2.71% |
Bitcoin | 94171.89 | 93484.46 | 95942.46 | 1.88% | 2.63% |
Cierre semanal: 26 de diciembre del 2024 a las 10:03
Cierre anual: Último dato del 31 de diciembre del 2024
Cierre anual de Eurostoxx: 30 de diciembre del 2024
Precio Actual: 2 de enero del 2025 a las 10:03
Resumen de los hechos más relevantes
1. Las Bolsas en EE. UU.: Nuevos máximos históricos liderados por las 7 magníficas
El desempeño bursátil en 2024 ha estado marcado por una divergencia significativa. Mientras que índices como el S&P 500 y el Nasdaq 100 han alcanzado nuevos máximos históricos, el Russell 2000 ha quedado rezagado, lo que evidencia la dependencia del mercado en un grupo selecto de empresas tecnológicas y de gran capitalización. Estas «7 magníficas» han seguido liderando gracias a su exposición a IA, tecnología en la nube y soluciones innovadoras.
2. DAX alemán: Máximos históricos pese a un contexto adverso
A pesar de las señales de recesión en la economía alemana y la creciente incertidumbre política en el país, el DAX ha alcanzado niveles récord, lo que pone de manifiesto que las bolsas con una exposición global dependen más del entorno internacional que de la evolución de la economía local.
3. Oro: Compras récord de bancos centrales
El oro ha sido uno de los activos estrella en 2024, alcanzando máximos históricos impulsado por una avalancha de compras de los bancos centrales, especialmente de países emergentes, que buscan diversificar sus reservas. El hecho de que hayan surgido compras físicas tan grandes ha permitido que no se cumpla la premisa de que los tipos de interés reales positivos afectan negativamente al precio del oro.
4. Criptomonedas: Bitcoin lidera el rally
El resurgimiento de las criptomonedas en 2024 ha sido espectacular, con subidas de tres dígitos en muchas altcoins. Sin embargo, entre aquellas de mayor capitalización, solo Bitcoin ha logrado nuevos máximos históricos, consolidándose como el activo preferido entre instituciones y particulares por su percepción como «oro digital» y su adopción en muchos países como reserva de valor.
5. Bolsas estadounidenses como refugio global
La bolsa de EE. UU. ha continuado atrayendo capital gracias a su estabilidad, profundidad y liderato tecnológico, y también porque la economía estadounidense es la que más ha crecido este año. Los inversores se encuentran más cómodos concentrando sus apuestas en los índices americanos frente a otras alternativas de otras bolsas desarrolladas y emergentes.
6. Estímulos en China: Una recuperación aún pendiente
El mercado chino sigue suscitando dudas entre los inversores. La economía sigue luchando por consolidar su recuperación, con la esperanza de nuevos estímulos fiscales y monetarios que impulsen la confianza. El sentimiento inversor sigue bajo, porque el consumo no acaba de recuperarse plenamente, debido a una crisis inmobiliaria que ya dura varios años.
7. Geopolítica sin impacto en activos de riesgo
A pesar de las tensiones globales—desde la guerra en Ucrania y los conflictos en Oriente Medio hasta la incertidumbre sobre Taiwán—los mercados de riesgo han mostrado una notable resiliencia. Los inversores parecen haber descontado estos riesgos, enfocándose más en los fundamentales económicos y en las políticas monetarias y fiscales.
8. Trump y el optimismo en los mercados
El regreso de Donald Trump a la presidencia ha generado un notable optimismo entre los inversores, con expectativas de políticas favorables al crecimiento, desregulación y un enfoque en reducir impuestos que han alimentado las subidas en las bolsas estadounidenses.
9. Mercado laboral fuerte en EE. UU. a pesar de las expectativas de enfriamiento
A lo largo del año, el mercado laboral ha desafiado las expectativas de una desaceleración. La solidez en las cifras de empleo ha sorprendido a los analistas y ha sido un pilar importante para mantener el consumo y, por ende, el crecimiento económico. En el otro extremo está la lucha contra la inflación, donde se aprecia una evolución más lenta hacia el objetivo de la FED de lo inicialmente previsto. Eso ha llevado a que Powell despida 2024 con un mensaje de cautela respecto a menos recortes de tasas de interés para los próximos dos años.
10. Bajada del precio del petróleo pese a la incertidumbre geopolítica
Los precios del petróleo han sorprendido con una caída sostenida a pesar del contexto global marcado por conflictos en Oriente Medio, tensiones en Ucrania y preocupaciones por el estrecho de Ormuz. Detrás del comportamiento del crudo está el crecimiento de la producción en Estados Unidos (y otros países no pertenecientes a la OPEP) y una demanda menor de lo esperado por parte de las economías emergentes.
11. Bonos soberanos: Rendimientos al alza pese a las bajadas de tipos
Pese a los recortes de las tasas de interés en la mayoría de las economías desarrolladas, el coste de financiación a largo plazo, medido como la rentabilidad de los bonos soberanos a 10 años, es más alta a finales de 2024 de lo que era al inicio del año. El mensaje que subyace es claro, “los inversores de renta fija dudan de que se haya ganado la batalla contra la inflación”.
12. La expectativa sigue siendo mucho más importante que la situación actual
La eurozona sigue aquejada de falta de crecimiento económico y fuerte inestabilidad política, pero los inversores no se desesperan y siguen prestando más atención al cambio de rumbo de las políticas monetarias del BCE y a un gasto fiscal todavía excelso para mantener el sentimiento positivo. De ahí que el cambio de expectativas sea lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de hacer proyecciones para el próximo año.
Es probable que lo que determine el comportamiento de los mercados en los próximos trimestres sea una combinación de política monetaria, política fiscal, guerra arancelaria y evolución de la situación geopolítica. De modo que vamos a resumir la situación en cada frente para intentar establecer pautas de cara al nuevo año.
Empezando por la geopolítica, y centrándonos estrictamente en su impacto económico, (lo que no quiere decir que cualquier conflicto bélico, con independencia de donde se produzca, es una auténtica tragedia humana), hay tres focos de atención que desatan la preocupación de los inversores: China-Taiwán, Ucrania-Rusia y Oriente Próximo. Así que vamos a hablar de estos focos de inestabilidad y su posible impacto en los mercados.
ENTORNO GEOPOLÍTICO COMPLEJO
CHINA-TAIWAN
¿Podría haber una guerra por Taiwán? Para intentar responder a esa cuestión debemos repasar el proceso que nos ha llevado hasta la situación actual. Así que permitidme que os haga un breve recorrido por lo que ha sido la relación entre China y Taiwán históricamente para poder entender como hemos llegado hasta aquí.
Durante la mayor parte de su historia dinástica, China fue una potencia terrestre. La isla de Taiwán comenzó a ganar importancia en el siglo XVII como puesto comercial portugués, pero fue incorporada al imperio Qing en 1683 tras derrotar a un líder rebelde llamado Koxinga.
Sin embargo, el control de la isla fue limitado y terminó cayendo bajo dominio japonés en 1895, después de la derrota de los Qing. Tras la Segunda Guerra Mundial, Taiwán volvió a manos chinas, pero en 1949, cuando el Partido Comunista de Mao Zedong ganó la guerra civil, el líder del Kuomintang, Chiang Kai-shek, huyó a Taiwán, estableciendo un gobierno separado. Desde entonces, Taiwán ha funcionado como una democracia independiente, aunque China lo considera parte de su territorio.
En las últimas tres décadas el mundo ha cambiado de forma drástica. A finales de los 90s, la globalización estaba en auge, China se preparaba para unirse a la Organización Mundial del Comercio. Por aquel entonces, Occidente, especialmente EE. UU., asumía que la globalización transformaría a China, llevándola a adoptar el capitalismo al estilo estadounidense. Incluso se pensó que el Partido Comunista Chino abandonaría sus aspiraciones sobre Taiwán. Hoy vivimos en un mundo multipolar, con una China en ascenso y un Xi Jinping decidido a realizar su sueño de “la gran renovación de la nación china”. Y Taiwán es clave en esa visión.
Aunque no hay una guerra inminente, cada incidente aumenta el riesgo: desde las elecciones en Taiwán hasta las visitas de alto nivel desde EE. UU., como la que protagonizó Nancy Pelosi en 2022. La tensión constante, con China realizando simulacros militares alrededor de la isla, crea más oportunidades para errores fatales, como un misil extraviado o una colisión aérea. No podemos obviar el hecho de que históricamente, los errores han desatado guerras.
Por otro lado, el estrecho de Taiwán sigue siendo crucial para el comercio mundial. La región produce la mayoría de los semiconductores avanzados del mundo, esenciales para casi todas las industrias tecnológicas.
China está fortaleciendo su capacidad militar, pero sigue prefiriendo evitar la guerra. En cambio, utiliza estrategias económicas y políticas: absorbiendo talento tecnológico taiwanés, manufacturando más del 80% de los productos TIC (tecnologías de la información y comunicación) de Taiwán en su territorio, y buscando influir en la política taiwanesa. Sin embargo, China ha infravalorado el efecto que, de estas tácticas, y lo que han acabado provocando es un fortalecimiento de la identidad taiwanesa, con dos tercios de la población identificándose como taiwaneses y no chinos.
Para China, Taiwán es crucial por tres razones:
EE. UU., por su parte, también valora a Taiwán por estas mismas razones, pero en sentido opuesto: su ubicación y tecnología son clave en su competencia con China.
Nadie sabe qué ocurrirá a lo largo de 2025, y como es imposible prever el futuro, lo único que podemos intentar es desarrollar desenlaces potenciales. Estos son los más probables:
En cualquier escenario, parece que el que tiene menos que ganar es Taiwán, ya que no intenta mejorar su situación, sino mantener el “statu quo”, y se podría convertir en moneda de cambio entre las dos mayores potencias del mundo, EE. UU. y China. Las intenciones de Xi Jinping parecen más o menos claras, pero las de Donald Trump no tanto. Durante su campaña electoral, el presidente electo dijo que Taiwán debería compensar económicamente a EE. UU. por la protección militar que recibe frente a posibles amenazas de China. Y posteriormente acusó a Taiwán de haberse apropiado del negocio de chips de EE. UU. Es probable que la futura postura de Trump respecto a Taiwán dependa de la evolución de sus negociaciones con Xi Jinping en el plano comercial.
Conclusión:
Las amenazas de Trump sobre una guerra arancelaria global penden como una espada de Damocles sobre la economía global. Es difícil saber cuántas de esas amenazas se convertirán en una realidad, y cómo reaccionarán los países afectados. Pero está claro que una imposición indiscriminada de aranceles complicará la lucha contra la inflación que libran la mayoría de los bancos centrales del mundo. Y, por otro lado, no debemos olvidar los efectos negativos que puede llegar a provocar cualquier disrupción en el comercio internacional, en especial en sectores tan cruciales como la industria de semiconductores.
UCRANIA-RUSIA
Esta guerra ha marcado profundamente la geopolítica mundial y cualquier desenlace tendrá implicaciones significativas, no solo para los países directamente involucrados, sino también para la economía global y los mercados financieros. Veamos algunos de los escenarios potenciales:
En este caso, ambas partes llegarían a un compromiso que pondría fin a las hostilidades. Ucrania podría recuperar cierta estabilidad política y territorial, aunque tal vez con concesiones significativas. Este escenario podría darse si EE. UU. retira su apoyo económico y militar a Zelensky, forzándole a sentarse a la mesa para negociar el final de la guerra.
Impacto económico: El fin de la guerra podría permitir el inicio de una reconstrucción masiva en Ucrania, revitalizando sectores clave como la construcción, el transporte y la energía.
Este escenario implicaría una continuación de lo que llevamos viviendo desde hace años, con un alto costo humano y económico para ambas partes. Las continuas declaraciones de D. Trump relativas a la postura que adoptará EE. UU. una vez tome posesión de su cargo, hacen que esta opción cada vez tenga menos probabilidades.
Una de las partes podría salir victoriosa, imponiendo sus términos. Viendo como ha sido la evolución del conflicto hasta la fecha, parece poco probable que ninguno de los dos países pueda imponerse sobre el otro, siempre y cuando no se unan a la guerra, de forma activa, terceros países.
A las puertas de 2025, el escenario que parece más probable es una negociación de paz forzada por EE. UU., por lo que parece necesario hablar de cuál sería la siguiente fase tras alcanzarse la paz: la reconstrucción de Ucrania.
Teniendo en cuenta el nivel de destrucción durante los últimos años, la reconstrucción de Ucrania podría convertirse en un motor de crecimiento significativo, no solo para el país sino también para la región. Estimaciones preliminares indican que los costos de reconstrucción podrían superar los 400 mil millones de dólares, solo para recuperar infraestructuras (carreteras, puentes, viviendas, hospitales y escuelas), suministros de energía (redes energéticas, centrales, presas), telecomunicaciones, etc.
Pero ¿Quién financiaría la reconstrucción?
La Unión Europea podría desempeñar un papel clave mediante programas de ayuda financiera y préstamos. De ser así, planteará un reto significativo, ya que hará casi imposible reducir el nivel de endeudamiento de la región. Pero, por otro lado, podría generar grandes oportunidades económicas para empresas europeas.
Otra fuente de financiación se espera que provenga de Organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Tampoco hay que descartar que se involucren empresas multinacionales a nivel privado buscando oportunidades en la reconstrucción de infraestructuras y en la explotación de recursos naturales.
No cabe duda de que el proceso tendría un impacto significativo en la Unión Europea tanto en término de endeudamiento como de potencial crecimiento económico. A priori, las empresas europeas de construcción, energía y tecnología podrían ser las más beneficiadas. Algunas materias primas necesarias para la construcción podrían experimentar subidas importantes de precio. Un mayor crecimiento económico y materias primas más caras podrían desatar el miedo a nuevas presiones inflacionistas, pero, por otro lado, una menor tensión geopolítica podría conducir a precios más bajos del petróleo.
Conclusión:
El desenlace del conflicto entre Ucrania y Rusia no solo determinará el futuro geopolítico de Europa, sino que también moldeará las dinámicas económicas y financieras globales. Alcanzar la paz podría abrir una ventana de oportunidades para la reconstrucción y el crecimiento. Además, reduciría la prima de riesgo en los mercados financieros y ayudaría al comercio internacional. Pero, para poder desarrollar los pros y los contras de este proceso, antes debemos conocer el desenlace final de las negociaciones y el papel que juega cada una de las regiones y países.
ORIENTE PRÓXIMO
Es una región que ha estado marcada por tensiones y conflictos durante décadas. Para entender la situación actual, es clave repasar algunos de los hitos de la historia más cercana que han acabado por configurar el escenario actual:
Durante el siglo XX tuvo lugar la caída del Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial, lo que dio paso a la creación de nuevos estados bajo mandatos europeos (Reino Unido y Francia). En 1948 se funda el Estado de Israel, y desde entonces ha habido una sucesión de conflictos árabe-israelíes, entre los que destacan la Guerra de Independencia (1948-1949), la guerra de los Seis Días (1967) y la Guerra de Yom Kipur (1973). Estos conflictos moldearon las fronteras y relaciones regionales actuales.
En el siglo XI se producen diversos hechos significativos: el primero tuvo lugar en 2003 con la invasión de Irak, que desestabilizó profundamente la región. En 2011 se produjo lo que conocemos como “primavera árabe” que comenzaron como movimientos populares contra regímenes autoritarios en países como Túnez, Egipto, Libia y Siria. Aunque algunos de estos movimientos inicialmente prometieron una transición democrática, muchos derivaron en caos, guerras civiles o regresiones autoritarias, como en el caso de Siria y Libia. Durante décadas asistimos a la creciente influencia de Irán en países como Irak, Siria, y Yemen, desafiando a las monarquías del Golfo lideradas por Arabia Saudí.
Por si no fuera una situación suficientemente complicada, no debemos olvidar el papel que juegan otras potencias mundiales en la región, como son Rusia, Turquía y Estados Unidos.
El escenario resulta tan complejo que es difícil proyectar que ocurrirá durante 2025 en la región. Pero para entender las claves que deberemos vigilar, me centraría en estos puntos:
La caída del régimen de Assad en Siria, así como la tregua alcanzada en el Líbano entre Israel y Hez bolá han debilitado la influencia del Líder Supremo en la región, actualmente el Ayatolá Ali Khamenei.
El camino que tome Irán a partir de ahora será crucial para el desenlace de las relaciones internacionales en Oriente Próximo. Una opción sería intentar reforzar su influencia a través de Irak y Yemen para contrarrestar sus pérdidas en el Líbano y Siria. Otra opción sería incrementar su apoyo a grupos terroristas más pequeños, como milicias emergentes en la región, que puedan ayudar a su estrategia de desestabilización estratégica. Cabe la opción de la diplomacia táctica, destinada a ganar tiempo mientras reconstruye su capacidad de influencia. Y, por último, y una de las más temidas, una escalada en el programa nuclear para ganar poder de negociación en el plano internacional.
Conclusión:
De cara al año que viene podemos hablar de tres posibles escenarios. El más optimista se sustentaría en acuerdos de paz regionales con intermediación de otras potencias internacionales y desescalada de tensiones nucleares a cambio de mejorar las condiciones comerciales de Irán. De ser este el caso veríamos mayor estabilidad en los mercados financieros, y muy probablemente, bajada del precio del petróleo. El escenario pesimista implicaría una escalada militar con múltiples frentes y el colapso de los intentos diplomáticos en Yemen y Siria. En este supuesto, el mayor riesgo sería la interrupción del suministro de crudo, lo que provocaría mayor volatilidad y precio del petróleo. Pero no podemos descartar un escenario intermedio, en el que se mantenga la tensión en la región sin grandes cambios, algo a lo que los inversores parecen haberse acostumbrado ya.
Otros aspectos a tener en cuenta más allá de la situación geopolítica
Política monetaria
Se espera que los tipos de interés continúen bajando a lo largo de 2025 en la mayoría de las economías desarrolladas (a excepción de Japón). Sin embargo, tal y como vimos en la última reunión de la reserva federal, cualquier cambio en las expectativas de inflación futura podría dar al traste con las proyecciones actuales del mercado.
En cualquier caso, parece que lo que vivimos tras la crisis de 2008 y hasta la llegada de la pandemia será difícil que se repita. Contar con tipos de interés reales negativos ya no parece que tenga sentido. Entramos en una nueva fase donde el coste de financiación a medio y largo plazo parece destinado a estabilizarse en cotas mucho más altas, a menos que volvamos a sufrir una crisis severa.
Política fiscal
el estímulo fiscal de los últimos años ha sido el balón de oxígeno que ha permitido mantener vivo el crecimiento económico pese a la subida del coste del dinero. Pero, ese estímulo ha provocado un endeudamiento preocupante, que ahora cobra un peso mayor al tener tipos de interés reales positivos, algo que es normal, pero que se nos había olvidado. Todo parece indicar que no volveremos a tasas negativas, salvo que el mundo sufra una nueva recesión severa.
El ajuste del déficit es una asignatura pendiente, y si bien hay un deseo claro de afrontar este problema en 2025, tanto en Europa como en EE. UU., el coste de hacerlo hará que muchos políticos se nieguen a llevarlo a cabo.
Polarización de la inversión
los índices bursátiles en EE. UU. Cada vez concentran su peso en menor número de compañías. Pero de igual manera, a nivel internacional estamos viendo una preferencia por las bolsas estadounidenses frente a otras bolsas desarrolladas, y en especial, respecto a las bolsas de economías emergentes. Esta concentración de las inversiones aumenta el riesgo al reducir el efecto diversificación.
El futuro de la inteligencia artificial
la revolución tecnológica está cambiando el mundo. De momento los ganadores son un grupo de compañías punteras, pero con el tiempo los beneficios de la IA serán visibles en otro tipo de empresas que se volverán mucho más rentables. Pese a que el futuro se presenta con grandes oportunidades, no debemos olvidar que también habrá retos, ya que tendremos que afrontar realidades como que el desarrollo de la IA requerirá inversiones significativas de ahora en adelante, que el consumo de energía podría dispararse, y que será realmente difícil mantener el ritmo al que se desarrolla la IA en el plano de seguridad y regulación.
Conclusión:
Como cada año, los próximos doce meses serán apasionantes. Cuando repaso los temas que podrían definir el comportamiento de los distintos activos en 2025, no lo hago con la intención de “adivinar” que ocurrirá. Es más bien un ejercicio de análisis de catalizadores potenciales, un ejercicio de alejarme del análisis de corto plazo para dejar de mirar la rama del árbol, y en su lugar, apreciar la visión del bosque en su conjunto. Espero que hayáis disfrutado de esta última newsletter de 2024 y os deseo mucha suerte de cara al nuevo año que acaba de empezar. Yo seguiré compartiendo con vosotros aquello que me llama la atención en cada newsletter de los jueves. ¡Feliz 2025!
¿Quieres recibir esta newsletter?
Esta newsletter es un paso más de un camino que comencé hace años con la intención de poner algo de luz a muchas informaciones sesgadas o poco éticas sobre lo que sucedía en el mundo de la inversión. Hoy sigo con la misma idea, creo que si lo que define al mercado es el conjunto de lo que hacemos todos los inversores juntos, necesitamos hacer esto con responsabilidad, conocimiento y la información más rigurosa. Espero que en The Trader, te sientas identificado.
Te regalo mi visión personalsobre el mercado, análisis,opinión y noticias
Suscríbete y recibe cada jueves mi boletín gratis.
SuscribirmeInformación legal
Este sitio utiliza cookies. Al continuar navegando por el sitio, acepta nuestro uso de cookies.
×Gestión de cookies
Necesarias para navegar en este sitio y utilizar sus funciones. Identificarle como usuario y almacenar sus preferencias como idioma y moneda. Personalizar su experiencia en base con su navegación.