The trader nº 121
La interpretación inteligente del mercado
La interpretación inteligente del mercado
Bienvenido a mi visión personal sobre la actualidad de los mercados financieros nº121. Gracias por tu interés, si te has perdido alguna entrega o aún no estás suscrito puedes revisar aquí
Putin continúa tensando la cuerda para comprobar hasta qué punto la OTAN está dispuesta a hacer algo más que financiar y armar a Ucrania. Sus incursiones de drones en Polonia y Rumanía funcionan como globos sonda: movimientos calculados para observar la reacción occidental. Y lo que hemos visto hasta ahora preocupa.
Tras el incidente, Trump guardó silencio durante las primeras 24 horas y, pasados unos días, condicionó la imposición de sanciones más duras a Rusia a que todos los miembros de la OTAN dejen de comprar crudo ruso. Una exigencia poco realista para países como Turquía o Hungría, que mantienen una relación fluida con Moscú y dependen de su energía. Por tanto, la respuesta de Trump hay que interpretarla no como muestra de firmeza frente al Kremlin, sino de presión sobre sus propios aliados.
Pero la situación revela otras carencias inquietantes. Europa no está preparada para la nueva guerra de drones que sufre cada noche Ucrania. Derribar un aparato de 10.000 dólares con un misil de un millón no solo es ineficiente, es insostenible. La falta de sistemas específicos, de defensas en capas y de producción suficiente deja a la Alianza en una posición de debilidad que Rusia aprovecha con precisión quirúrgica.
Por otro lado, la OTAN sigue sin mostrar una respuesta unánime. La división entre socios europeos y la ambigüedad de Washington alimentan la percepción de que el bloque occidental no está dispuesto a asumir un choque directo con Moscú. Y mientras la duda se instala en Occidente, Rusia exhibe una red de alianzas internacionales cada vez más sólida, como se vio en la última cumbre organizada en China, donde quedó claro que Putin no está aislado.
Algunas voces europeas reclaman ya un cambio radical. Wolfgang Ischinger, presidente de la Fundación de la Conferencia de Seguridad de Múnich y uno de los expertos más influyentes en política de defensa europea, advierte que, si la OTAN no responde con firmeza, Putin seguirá ampliando la “zona gris” en la que actúa con impunidad.
Además, hay un problema estructural que no se puede obviar: la OTAN sin Estados Unidos no es mucho. La dependencia militar de Washington ha ido creciendo a lo largo de la última década. En 2014, un 35% del armamento europeo dentro de la Alianza era estadounidense; en 2023 ya alcanzaba el 55%. La famosa “autonomía estratégica” sigue siendo un lema vacío, y los planes de rearme europeo no serán una realidad tangible hasta dentro de años. El conflicto, sin embargo, es ahora. Y por eso la ambigüedad de Trump resulta tan inquietante: si EE. UU. duda, Europa queda expuesta.
Creo que estamos entrando en una fase mucho más peligrosa del conflicto. El objetivo de Putin no es solo Ucrania: busca desgastar económicamente a la OTAN, dividir políticamente a sus miembros y sembrar dudas en las poblaciones europeas. Y ese efecto ya empieza a sentirse en el este de Polonia, donde las sirenas antiaéreas y los SMS de alerta han despertado el miedo de comunidades que viven a pocos kilómetros de la frontera. La gente se pregunta si la OTAN realmente luchará por ellos. Ese es quizá el mayor éxito de Putin hasta ahora: extender la sensación de vulnerabilidad y miedo dentro del territorio de la propia Alianza.
Cierre Semanal | Cierre Anual | Precio actual | Últimos 5 días | En el año | |
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S&P500 | 6565.35 | 6600.02 | 6531.71 | 0.53% | 12.21% |
Nasdaq100 | 23946.52 | 24227.74 | 23847.97 | 1.17% | 15.28% |
Eurostoxx50 | 5386.44 | 5417.53 | 5370.61 | 0.58% | 10.91% |
Ibex35 | 15270.80 | 15203.40 | 15225.40 | -0.44% | 31.12% |
Oro | 3691.80 | 3692.00 | 3654.90 | 0.01% | 39.89% |
Brent | 65.49 | 74.80 | 67.12 | 2.49% | -10.27% |
Natgas | 3.20 | 3.63 | 3.33 | 4.00% | -8.29% |
SSE | 3875.51 | 3354.29 | 3832.69 | -1.10% | 14.26% |
Bitcoin | 116106.03 | 93484.46 | 117110.22 | 0.86% | 25.27% |
*Cierre semanal: 11 de septiembre del 2025 a las 11:29
*Cierre anual: Último dato del 31 de diciembre del 2024
*Cierre anual de Eurostoxx: 30 de diciembre del 2024
*Precio Actual: 18 de septiembre del 2025 a las 10:00
Europa: entre la parálisis económica y la fractura política
Hace un año Mario Draghi entregaba sus 383 recomendaciones para sacar a Europa del letargo frente a Estados Unidos y China. Ursula von der Leyen recogió el testigo con el “Competitiveness Compass”, pero el balance es pobre: solo se ha implementado un 11,6% de las propuestas. Lo aprobado se limita a reducciones de burocracia y tímidos pasos en defensa común, mientras lo esencial —un verdadero mercado único y cesión de competencias— sigue bloqueado por los Estados. El problema no es solo lo poco que se ha hecho, sino que el resto del mundo no espera: China avanza a toda velocidad en tecnologías como los coches autónomos o los drones urbanos, y EE. UU. protege su industria con políticas cada vez más agresivas.
Al déficit de competitividad se suma ahora una creciente fragilidad política. Francia, tradicional motor de la integración europea, vive una crisis institucional inédita. Emmanuel Macron ha nombrado a su tercer primer ministro en un año, en medio de protestas masivas, una moción de destitución y una huelga general convocada para este 18 de septiembre. El presidente que quiso erigirse en referente europeo frente a Putin y en defensor del Estado palestino en la ONU se enfrenta hoy a un país dividido, con un 64% de los ciudadanos pidiendo su dimisión. La inestabilidad francesa debilita a toda Europa.
En Alemania, la otra gran potencia del continente, la situación tampoco es halagüeña. El partido ultraderechista AfD ha triplicado sus votos en Renania del Norte-Westfalia, el estado más poblado del país, alcanzando el 16,5% en elecciones municipales. Un dato con gran carga simbólica, porque demuestra que su avance ya no se limita al este del país. A nivel federal, la AfD encabeza las encuestas con el 25%, por delante incluso de la CDU del canciller Merz. La erosión de los partidos tradicionales y el auge populista son una amenaza directa a la estabilidad política del principal motor económico europeo.
Y el Reino Unido tampoco escapa a la tormenta. Más de 100.000 personas se manifestaron en Londres contra la inmigración, convocados por el líder ultra Tommy Robinson, en una marcha marcada por la violencia que dejó 26 policías heridos y 25 detenidos. El mensaje fue claro: un creciente sector de la sociedad británica rechaza de plano la inmigración y busca referentes en líderes extremistas, con el apoyo explícito de figuras internacionales como Elon Musk. Este fenómeno refleja cómo las tensiones identitarias, lejos de remitir tras el Brexit, siguen alimentando la fractura política y social del país.
Europa, un año después del informe Draghi, no solo ha hecho muy poco por recuperar competitividad. Ahora además enfrenta la fractura política interna en sus países clave y un auge populista que mina su cohesión. La advertencia de Draghi de que se trata de un reto “existencial” resuena más fuerte que nunca: sin cohesión política y sin ambición tecnológica, el continente corre el riesgo de quedar atrapado entre una China que avanza y unos Estados Unidos que protegen lo suyo con dureza.
El futuro europeo se juega en dos frentes: recuperar competitividad y sostener estabilidad política interna. Hoy no está ganando en ninguno de los dos. Mientras Draghi pedía un “big bang” para Europa, lo que vemos es una parálisis creciente: protestas en Francia, populismo en ascenso en Alemania y radicalización en el Reino Unido. El riesgo es claro: si Europa no despierta pronto, pasará de ser un actor global a un simple espectador en la disputa entre Washington y Pekín.
Del espejismo cripto al ascenso real de Oracle
El entusiasmo por las compañías que acumulan criptomonedas en sus balances (digital-asset treasury companies o DATs) se ha desinflado con rapidez. Durante meses atrajeron a inversores que, inspirados en la estrategia de Michael Saylor, pagaban una prima por tener cripto a través de acciones corporativas. Hoy esa narrativa hace agua: la media de estas compañías cayó un 15% la última semana, y ejemplos como ALT5 Sigma o Kindly MD se han desplomado hasta un 80% desde máximos.
El mejor termómetro de este agotamiento es la caída del mNAV premium, que mide cuánto pagan los inversores por encima del valor real de las criptos que guarda una empresa en balance. En su momento, el mercado llegó a pagar mucho más por un Bitcoin dentro de una corporación que en el mercado abierto. Ahora esa prima se ha reducido casi a niveles residuales, reflejando que cada vez tiene menos sentido comprar cripto a través de una acción.
A esta pérdida de atractivo se suma otro golpe institucional: el S&P 500 ha rechazado la entrada de Strategy (antes MicroStrategy), pese a cumplir los requisitos técnicos para ello. JPMorgan lo califica como un jarro de agua fría para todas las compañías con tesorería cripto. El mensaje es claro: los grandes índices no quieren llenar su composición de empresas cuya mitad del balance está en Bitcoin. Este portazo pone en duda que el camino indirecto al bolsillo institucional siga abierto.
En paralelo, el mercado pone el foco en la inteligencia artificial y la infraestructura que la sostiene. Oracle, durante años rezagada en la narrativa tecnológica, acaba de convertirse en protagonista absoluto. La compañía proyecta que los ingresos de su negocio en la nube impulsado por IA pasarán de menos de 20.000 millones de dólares este año fiscal a 144.000 millones en 2030. Para lograrlo, espera un crecimiento exponencial: 18.000 millones este año, 32.000 millones el próximo, 73.000 millones en 2028 y más de 100.000 millones a partir de 2029.
El mercado reaccionó con la mayor subida diaria de Oracle desde 1992, un alza del 36% que añadió 250.000 millones de dólares a su capitalización en una sola jornada. Y no es solo optimismo: la compañía firmó en el último trimestre cuatro contratos multimillonarios, elevando su cartera de pedidos a 455.000 millones, un 359% más que el año anterior, con clientes de primer nivel como OpenAI, Meta y xAI.
Oracle también ha asegurado un enorme volumen de GPUs de Nvidia, el recurso más escaso en la carrera por la IA, y los alquila a través de su negocio OCI, compitiendo de lleno con Amazon y Google. La apuesta es tan fuerte que su inversión en infraestructuras se disparará un 66% de 2025 a 2026.
Fuente: Tradingview
El contraste no puede ser más claro: mientras la moda de las tesorerías cripto se hunde por falta de fundamentos y pierde apoyo institucional, Oracle y sus inversores apuestan a que la IA no es un relato especulativo, sino un cambio estructural que redefine las jerarquías del mercado. De ser una compañía ignorada en la era de los “7 Magníficos”, ahora se encamina a convertirse en el décimo valor más grande del S&P 500, con un lugar asegurado en el podio de los gigantes tecnológicos del futuro.
La economía china se frena mientras que su bolsa no para de subir
Los datos publicados en agosto confirman que la economía china se está enfriando con más fuerza de lo previsto. Tanto la producción industrial como el consumo quedaron por debajo de lo esperado, mientras que la inversión en activos fijos registró su peor nivel desde la pandemia. Los proyectos de infraestructuras apenas avanzaron un 2% y el crédito se contrajo por primera vez en lo que va de año. El panorama es delicado, aunque no todo es negativo: tras años de desplome en los precios de la vivienda, las caídas se han ido moderando desde diciembre de 2024, lo que apunta a un incipiente proceso de estabilización. Además, la tasa de desempleo se mantiene contenida en torno al 5,3%.
En este entorno, el mercado espera nuevas medidas de estímulo. El Banco Popular de China podría bajar tipos si la Reserva Federal también avanza en esa dirección, reduciendo así la presión sobre el yuan. Pero las autoridades dudan en actuar con contundencia: temen que un exceso de liquidez alimente burbujas en una bolsa que ya ha subido en menos de dos años más de un 90%, tal y como muestra el siguiente gráfico.
Fuente: Tradingview
El dilema para Xi Jinping es claro. El primer semestre, con un crecimiento del 5,3%, dio confianza al gobierno, pero el último trimestre puede ser mucho más débil porque se compara con el estímulo masivo de septiembre de 2024. Y eso deja a China en una encrucijada: si no reactiva el consumo y la inversión, corre el riesgo de no cumplir su meta de crecimiento del 5% para este año; si lo hace con demasiada fuerza, podría inflar desequilibrios financieros aún mayores.
Más allá de la bolsa, China es la mayor contribuidora al crecimiento global proyectado para los próximos cinco años. Una desaceleración más marcada afectaría no solo a Asia, sino a un mundo que ya sufre el impacto de los nuevos aranceles de Donald Trump.
China vive un momento de transición complicado. Su modelo basado en la inversión y la exportación se debilita, y la apuesta por el consumo interno no termina de despegar. Y en ese entorno, la bolsa china no para de subir con la esperanza de nuevos estímulos monetarios y fiscales, con independencia de los problemas de fondo: exceso de capacidad, debilidad inmobiliaria y desconfianza de los hogares. El modelo occidental, donde las bolsas no reflejan la fortaleza económica, sino un crecimiento sustentado en deuda y estímulos continuos, parece que ha comenzado a calar entre los inversores chinos.
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EE. UU. entre la coerción externa y la fractura interna
En 2020, Donald Trump y Narendra Modi escenificaban una amistad sin fisuras. El estadio de Gujarat se llenó con más de 100.000 personas para dar la bienvenida al entonces presidente de Estados Unidos, que definió a India como “una de las naciones más asombrosas del mundo”. Cinco años después, la relación atraviesa su peor momento.
Trump ha impuesto un arancel del 50% a los productos indios como castigo por las compras de petróleo ruso, al tiempo que acusaba a Modi de no reconocer su papel en un supuesto alto el fuego con Pakistán. La medida dinamita más de una década de esfuerzos de Washington —tanto de republicanos como de demócratas— por acercar a India como contrapeso estratégico frente a China.
La paradoja es evidente: con esta política, Trump adopta las mismas prácticas de coerción económica que Estados Unidos lleva años criticando en Pekín. Durante dos décadas, China ha recurrido a estas tácticas para presionar a terceros países: cortar exportaciones de tierras raras a Japón en plena disputa territorial, boicotear productos surcoreanos tras el despliegue de un sistema antimisiles, vetar importaciones australianas después de que Canberra pidiera investigar el origen de la Covid-19 o reducir la compra de salmón noruego cuando Oslo entregó el Nobel de la Paz a un disidente chino.
Trump, con su lista de aranceles punitivos a países tan diversos como Brasil, Tailandia, Canadá o ahora India, está consolidando la idea de que la coerción económica es un instrumento legítimo de política exterior. Y eso le concede a Xi Jinping un triunfo moral: si Estados Unidos hace lo mismo que China, ¿qué autoridad tiene para criticarlo?
Para India, este giro supone revivir viejos fantasmas. Desde Nixon en 1971, pasando por episodios de desconfianza durante la Guerra Fría, Nueva Delhi ha aprendido que no puede fiarse plenamente de Washington. Modi, que en febrero de este año aún hablaba de fortalecer la cooperación tecnológica y militar con EE. UU., ahora se ve forzado a reconsiderar su estrategia. El nacionalismo interno, la autosuficiencia y el acercamiento a China vuelven a ganar terreno.
Pero el problema para Estados Unidos no está solo en su frente exterior. Internamente, el país atraviesa una fase oscura de violencia política que amenaza con erosionar su autoridad moral en el mundo. El asesinato del activista conservador Charlie Kirk se suma a una cadena de atentados, asesinatos y tentativas de magnicidio —incluidos dos intentos contra Trump— que han convertido la violencia política en un fenómeno cotidiano. Según el FBI, los incidentes de terrorismo doméstico se han disparado un 357% en la última década. Investigadores como Robert Pape advierten que EE. UU. ha entrado en “la era del populismo violento”, donde no son milicias marginales las que actúan, sino ciudadanos comunes, convencidos de que la violencia es una opción legítima.
Ese caldo de cultivo, amplificado por las redes sociales y por la retórica incendiaria de algunos líderes, convierte cada crisis en un riesgo de estallido mayor. La viuda de Kirk lo resumió en una frase inquietante: “No tienen ni idea del fuego que han encendido”.
Lo que Trump presenta como un movimiento táctico para presionar a Putin y, de paso, aspirar a un Nobel de la Paz, puede terminar debilitando la posición global de Estados Unidos y entregando a China una victoria geopolítica duradera. Pero más grave aún es que el país que aspira a liderar el mundo libre se encuentra roto por dentro, atrapado en un populismo cada vez más violento que socava sus instituciones. En ese doble frente —fuera y dentro— es donde se juega el verdadero futuro de la hegemonía americana.
En todos mis años de experiencia en los mercados financieros, he aprendido que no existe inversión sin riesgo, pero hay ciertos activos que, por su naturaleza, se sitúan en la frontera entre la oportunidad y la temeridad. Las penny stocks, o acciones de bajo precio, son un claro ejemplo de ello. Atraen especialmente a quienes comienzan a invertir en bolsa, quizás por su bajo coste o por las historias de éxito que circulan sobre inversiones que multiplican por diez o por cien su valor. Pero no todo es tan simple como parece. En este artículo te explico lo que debes saber sobre estas acciones.
En un escenario tan simbólico como el teatro romano al pie de la Acrópolis, Demis Hassabis —CEO de DeepMind y Nobel de Química 2024— lanzó un mensaje clave para el futuro: la habilidad más importante no será dominar una materia concreta, sino aprender a aprender.
El científico recordó que la velocidad de cambio que impone la inteligencia artificial convierte en inútil cualquier intento de predicción lineal. Si la inteligencia artificial general llega en menos de una década, como él anticipa, veremos transformaciones radicales en el trabajo, la educación y la economía.
Su receta: desarrollar “meta-skills”, capacidades transversales que permitan adaptarse y reinventarse una y otra vez. En un mundo donde el conocimiento caduca en cuestión de meses, la ventaja competitiva no será lo que uno sabe, sino lo rápido que puede aprender algo nuevo.
El encuentro contó también con el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis, que introdujo un matiz relevante para los inversores: la revolución de la IA no solo genera avances, también puede agudizar la concentración de riqueza en unas pocas compañías. Y advirtió: si los ciudadanos no perciben beneficios tangibles, el riesgo de inestabilidad social aumenta.
Claves para el inversor:
En otras palabras: estamos entrando en un ciclo donde aprender más rápido que el resto será, literalmente, la mejor inversión. ¿Te animas?
En el mundo de la inversión solemos hablar de márgenes, escalabilidad, ventajas competitivas o innovación. Sin embargo, hay un factor menos tangible que puede marcar la diferencia entre una compañía que lidera su sector y otra que pasa desapercibida: su capacidad de conectar con el instinto del consumidor.
Esta semana te dejo un libro de Leslie Zane El poder del instinto: Las nuevas reglas de la persuasión en los negocios y la vida (editorial CONECTA) plantea que las decisiones humanas no nacen en la razón, sino en la “red oculta” de asociaciones instintivas que tenemos en el cerebro. En otras palabras: cuando elegimos una marca, un producto o una experiencia, lo hacemos de manera casi automática, mucho antes de racionalizar la compra.
Entre lo que encuentro interesante del libro para los inversores:
En definitiva, identificar compañías capaces de conectar de manera instintiva con sus consumidores no es cuestión de dejarse llevar por impulsos, sino de reconocer una estrategia de crecimiento sostenible. Para el inversor, entender este “poder oculto” es sumar una capa extra de análisis que puede marcar la diferencia entre una empresa común y un verdadero líder de mercado.
Esta newsletter es un paso más de un camino que comencé hace años con la intención de poner algo de luz a muchas informaciones sesgadas o poco éticas sobre lo que sucedía en el mundo de la inversión. Hoy sigo con la misma idea, creo que si lo que define al mercado es el conjunto de lo que hacemos todos los inversores juntos, necesitamos hacer esto con responsabilidad, conocimiento y la información más rigurosa. Espero que en The Trader, te sientas identificado.
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