The trader nº 107
La interpretación inteligente del mercado
La interpretación inteligente del mercado

Bienvenido a mi visión personal sobre la actualidad de los mercados financieros nº107. Gracias por tu interés, si te has perdido alguna entrega o aún no estás suscrito puedes revisar aquí
Donald Trump llegó al poder con una promesa clara: reducir el endeudamiento de EE. UU. Pero la realidad que refleja la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) es bien distinta. Lejos de poner freno a la deuda, las políticas propuestas por su administración podrían agravarla de manera significativa.
El nuevo plan fiscal aprobado por la Cámara de Representantes —bautizado con sorna como “One Big Beautiful Bill”— añade 2,42 billones de dólares al déficit acumulado de EE. UU. durante la próxima década, según las proyecciones del CBO. ¿La razón? Una caída estimada de los ingresos públicos de 3,67 billones de dólares, apenas compensada por recortes de gasto por valor de 1,25 billones. Es decir, se ingresa menos, se gasta un poco menos, pero la diferencia es abismal. El propio CBO aclara que no ha incorporado ningún supuesto optimista sobre crecimiento futuro, algo que la administración Trump da por sentado, confiando en que su receta de recortes fiscales, aumentos arancelarios y desregulación elevará el PIB por encima del 3% en 2026.
Entre las medidas más llamativas del proyecto están la conversión en permanentes de las rebajas fiscales de 2017, que originalmente eran temporales para evitar un mayor impacto presupuestario. A esto se suma la eliminación de impuestos sobre propinas y horas extra hasta 2028, una medida popular pero costosa, y una subida del límite para deducir impuestos estatales y locales, que beneficia sobre todo a contribuyentes de rentas altas en estados como California o Nueva York. Todas ellas son promesas electorales que ahora se convierten en realidad legal, sin una contrapartida clara de ingresos.
A cambio, el texto plantea recortes en subsidios medioambientales, endurece las condiciones para acceder a Medicaid —el seguro sanitario de los más vulnerables—, y establece nuevas exigencias para recibir asistencia alimentaria del programa SNAP. Estas medidas de ajuste social, sin embargo, no compensan ni de lejos la pérdida de ingresos fiscales. Según el CBO, si se aprueba el plan tal como está, 10,9 millones de personas podrían quedarse sin cobertura sanitaria en 2034, incluyendo a más de un millón de inmigrantes en situación irregular o sin documentación suficiente para optar a programas estatales.
En paralelo, la Casa Blanca argumenta que el incremento de aranceles a las importaciones generará una recaudación adicional suficiente como para reducir el déficit en 2,8 billones en la próxima década. Sin embargo, incluso el CBO advierte de que hay muy poca evidencia empírica sobre los efectos reales de unos aranceles tan elevados y generalizados. El propio director de la entidad reconoce que EE. UU. no ha implementado tarifas de esta magnitud en décadas, lo que complica la evaluación de su impacto macroeconómico. Algunos analistas temen que, en lugar de estimular el crecimiento, los nuevos aranceles frenen el consumo y la inversión empresarial, generando un efecto negativo sobre el PIB y el empleo.
Además, el plan fiscal incluye una cláusula para elevar el techo de deuda, que será necesario aprobar antes de agosto si se quiere evitar un impago técnico por parte del Tesoro. La administración ha recurrido a maniobras contables desde principios de año para no superar el límite, pero el margen se agota. El debate interno en el Partido Republicano también es intenso: mientras los halcones fiscales exigen una reducción clara del déficit, otros miembros del partido presionan para ampliar aún más las rebajas fiscales, lo que agravaría el desequilibrio.
Conclusión
En definitiva, lo que Trump presenta como un plan para sanear las finanzas públicas es, en realidad, una mezcla de concesiones populares, medidas estructuralmente regresivas y una arriesgada apuesta por un crecimiento futuro que ni está garantizado ni se sostiene en la evidencia disponible. Las cifras hablan por sí solas: más gasto, menos ingresos, más deuda. Si el proyecto prospera, el legado fiscal de Trump podría ser el de una economía más endeudada, más desigual y vulnerable ante futuros shocks económicos. El agujero fiscal que prometió cerrar no solo permanecerá abierto, sino que podría hacerse aún más profundo.
| Cierre Semanal | Cierre Anual | Precio actual | Últimos 5 días | En el año | |
|---|---|---|---|---|---|
| S&P500 | 5952.11 | 5881.94 | 6023.29 | 1.20% | 2.40% |
| Nasdaq100 | 21682.90 | 21017.27 | 21866.97 | 0.85% | 4.04% |
| Eurostoxx50 | 5399.17 | 4884.62 | 5349.14 | -0.93% | 9.51% |
| Ibex35 | 14204.10 | 11595.00 | 14089.00 | -0.81 % | 21.51% |
| Oro | 3392.20 | 2639.30 | 3362.10 | -0.89% | 27.39% |
| Brent | 63.73 | 74.80 | 66.57 | 4.46%- | -11.00% |
| Natgas | 3.70 | 3.63 | 3.58 | -3.38% | -1.43% |
| SSE | 3384.29 | 3354.29 | 3402.89 | 0.55% | 1.45% |
| Bitcoin | 104397.99 | 93484.46 | 107622.77 | 3.09% | 15.12% |
*Cierre semanal: 5 de junio del 2025 a las 10:03
*Cierre anual: Último dato del 31 de diciembre del 2024
*Cierre anual de Eurostoxx: 30 de diciembre del 2024
*Precio Actual: 12 de junio del 2025 a las 10:06
El BCE baja tipos, pero enfría expectativas
El Banco Central Europeo cumplió con lo esperado y recortó los tipos de interés 0.25% en su reunión de junio. Sin embargo, el mensaje que dejó sobre la mesa es muy distinto al que muchos inversores querían escuchar: esta bajada podría ser la última de un ciclo de recortes continuos que han sido la norma desde junio de 2024.
Las nuevas proyecciones económicas del BCE explican por qué: Aunque el crecimiento del PIB en la eurozona sigue siendo débil —con una previsión base del 0,9% para 2025— la inflación ya ronda el objetivo del 2%, lo que significa que con tasas de interés del 2%, los tipos de interés reales son del 0%, es decir, expansivos. Tras la experiencia de los últimos años, donde una inflación desatada ha traído de cabeza a los bancos centrales de todo el mundo, el BCE parece sentirse cómodo con el nivel alcanzado, máxime con la incertidumbre geopolítica y arancelaria actual.
Basta con mirar las condiciones técnicas sobre las que basa sus proyecciones el “staff” económico del BCE para observar que esperan un Euribor a tres meses en 2.1% para 2025, 1.9% para 2026 y 2.2 para 2027, es decir, que no se prevén más recortes de tasas de interés a medio plazo.
Fuente: BCE
Conclusión:
Tras ocho bajadas consecutivas desde junio de 2024, el BCE da señales de que ha alcanzado un punto de equilibrio. Con los tipos reales ya en 0% todo parece indicar que se ha alcanzado el tipo neutral de largo plazo, ese nivel que permite crecimiento económico mientras la inflación se mantiene controlada en torno al objetivo del 2%. En un entorno geopolítico incierto y en plena negociación arancelaria con EE. UU. el mensaje es claro: se acabaron las bajadas por inercia, ahora toca observar y esperar acontecimientos antes de dar un nuevo paso en política monetaria.
Trump y Xi: ¿punto de inflexión o nuevo teatro comercial?
Después de semanas de tensión por los nuevos aranceles al aluminio y el acero, Donald Trump y Xi Jinping retomaron el contacto directo. La llamada de 90 minutos entre ambos líderes dejó entrever un tono más conciliador. Trump reconoció que la relación comercial con China “se había desviado un poco”, pero aseguró que ahora están “en muy buena forma con el acuerdo comercial”.
¿Significa esto el principio de una tregua real? De momento, se ha pactado reabrir las negociaciones, con especial atención al tema de los minerales raros, vitales para la industria tecnológica estadounidense. Aunque no se han detallado concesiones concretas, sí se confirmó que se celebrarán nuevas reuniones “en un lugar por determinar”. Ambos líderes se invitaron mutuamente a visitar sus respectivos países, pero la foto no cambia una realidad: el desacuerdo sobre exportaciones críticas, la guerra tecnológica y la cuestión de Taiwán mantienen el conflicto muy vivo.
La novedad es que Xi ha decidido mover ficha. A pesar de haber evitado cualquier contacto directo desde que Trump volvió al poder, el líder chino ha optado por una estrategia pragmática: apostar por una distensión táctica que le permita arrancar concesiones más adelante. China necesita aliviar la presión sobre su economía, que se enfrenta a una fuerte desaceleración en el segundo semestre del año. Además, el control de EE. UU. sobre los chips de IA y otras tecnologías clave amenaza el crecimiento a largo plazo de Pekín.
La inclusión del secretario de Comercio, Howard Lutnick, en las próximas conversaciones es una señal clara de que Trump podría estar dispuesto a revisar algunas restricciones tecnológicas. Xi lo interpreta como una ventana de oportunidad. El objetivo: lograr reducciones arancelarias, flexibilización en exportaciones tecnológicas y, sobre todo, un tono más constructivo desde Washington.
Conclusión:
La relación entre las dos potencias económicas del mundo sigue siendo muy frágil. Como advierten varios analistas, no hay garantías de que Trump mantenga su posición. Ya en 2020 proclamó un acuerdo histórico con China… que se deshizo pocos meses después. Su estilo errático y transaccional sigue siendo un factor de inestabilidad. China, por su parte, exige reciprocidad y la retirada de sanciones. Solo así ve posible transformar esta tregua en un pacto más duradero. Y si logra avances en temas como los estudiantes chinos o el control del fentanilo, podría incluso obtener una rebaja arancelaria inmediata.
El mercado intenta valorar si estamos ante una verdadera desescalada o simplemente ante otro episodio de este pulso geopolítico entre las dos mayores potencias del planeta. El tiempo nos dará la respuesta, y mientras tanto habrá que acostumbrarse a la incertidumbre.
De aliados estratégicos a enemigos declarados
Trump y Elon Musk han pasado de ser una alianza sin fisuras a convertirse en una guerra abierta con consecuencias empresariales, políticas e institucionales de gran calado.
Durante años, Trump y Musk compartieron una narrativa común: rechazo al “establishment”, uso de plataformas digitales para movilizar a sus bases y un discurso contra las élites tradicionales. Musk aportaba legitimidad tecnológica e innovación, mientras Trump ofrecía un entorno regulatorio favorable y miles de millones en contratos públicos. Según The Washington Post, las compañías de Musk han recibido más de 38.000 millones de dólares en fondos estatales en las últimas dos décadas. Solo con la NASA y el Pentágono, SpaceX mantiene vínculos estratégicos que abarcan desde misiones tripuladas hasta el despliegue de satélites espía. Actualmente, las empresas de Musk tienen vigentes 52 contratos con siete agencias federales, por un valor potencial de 11.800 millones adicionales.
La ruptura entre ambos comenzó con la nueva ley fiscal republicana, que eliminaba incentivos a los vehículos eléctricos. Musk se opuso frontalmente, al considerar que afectaba a Tesla más que a sus competidores. Bloomberg cifró en 1.200 millones de dólares el impacto directo anual para la empresa. Trump reaccionó acusando a Musk de actuar por interés propio y amenazó con cortar todos los subsidios y contratos federales. “La forma más fácil de ahorrar dinero en nuestro presupuesto es cancelar todos los contratos y subsidios de Elon”, escribió en su red Truth Social.
La disputa se trasladó rápidamente a las redes sociales. Musk calificó la ley de gasto como una “abominación repugnante”, publicó tuits antiguos de Trump criticando el aumento del techo de deuda y denunció la falta de transparencia parlamentaria. Trump replicó llamándolo «loco» y asegurando que lo había echado personalmente. Musk lo desmintió públicamente, retándolo con un “adelante, haz mi día”.
En paralelo, Musk denunció el doble rasero del gobierno al mantener intactos los subsidios a los combustibles fósiles, mientras se recortaban los créditos al coche eléctrico. La tensión escaló aún más cuando sugirió en X que Trump podría estar vinculado a los archivos no revelados del caso Epstein. Trump respondió con dureza en una comparecencia junto al canciller alemán. Musk no se quedó atrás: aseguró que sin su apoyo los republicanos habrían perdido el Senado, y planteó la posibilidad de fundar un tercer partido político, “que represente al 80% que está en el centro”. Más de 5 millones de personas votaron en la encuesta de X y un 80% respaldó la idea.
El impacto económico no se ha hecho esperar. Tesla perdió un 14% en bolsa en un solo día, lo que se tradujo en 34.000 millones de dólares menos en la fortuna personal de Musk. La incertidumbre sobre la posibilidad de que Trump emplee su influencia institucional contra Musk ha disparado el riesgo reputacional y financiero para sus empresas. Incluso desde el entorno de Steve Bannon se ha sugerido investigarlo por supuestas irregularidades migratorias, pese a tener ciudadanía estadounidense desde hace años.
La nave Dragon de SpaceX, clave para el acceso de la NASA a la Estación Espacial Internacional, estuvo en el centro de la polémica cuando Musk amenazó con retirarla del programa. Aunque luego reculó, el gesto dejó claro que está dispuesto a utilizar sus activos estratégicos como herramienta de presión. Washington Post advierte que la infraestructura de SpaceX también es crítica para los servicios de inteligencia de EE. UU., lo que convierte esta disputa personal en un problema de seguridad nacional.
Conclusión
El deterioro de la relación ha dejado en una posición incómoda a legisladores republicanos que mantenían lazos con ambos. Algunos, como el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, han pedido separar lo político de lo personal. La Casa Blanca también ha intervenido para frenar la escalada. Lo que comenzó como una sinergia entre dos figuras con enorme peso mediático, económico y político, amenaza ahora con tener efectos colaterales profundos. La ruptura entre Trump y Musk es un recordatorio brutal de cómo el poder, cuando se concentra sin contrapesos entre lo económico y lo institucional, puede dinamitar los equilibrios más delicados del Estado. Y cómo los intereses, no las lealtades, son el verdadero motor detrás de las alianzas del poder.
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Los metales preciosos brillan más que nunca
El Banco Popular de China (PBOC) acaba de completar su séptimo mes consecutivo en el que incrementa sus reservas en oro. En mayo añadió 60 000 onzas, alcanzando un total de 73,83 millones de onzas, lo que equivale a unas 2 296 toneladas, como se aprecia en el gráfico superior. Además, sus reservas de divisas subieron a 3,285 billones de dólares, un incremento mensual de 3 600 millones.
A nivel global, los bancos centrales siguen marcando el ritmo con compras de unas 80 toneladas mensuales, equivalentes a unos 8 500 millones de dólares, según Goldman Sachs. Esta demanda persistente ha impulsado al oro a cotas récord, rozando los 3 500 $/onza en abril, con previsiones que apuntan a los 3 700 $/onza antes de que acabe el año.
La plata, aunque más discreta, comienza a reaccionar. A inicios de año, la falta de interés de los inversores llevó la ratio oro/plata a superar el umbral de 100:1, un nivel históricamente inusual. Sin embargo, en las últimas semanas esta relación ha empezado a comprimirse, lo que podría indicar un renovado apetito por este metal, como refleja el gráfico inferior.
Fuente: Tradingview
Detrás de este apetito por los metales preciosos se esconde una cuestión clave: ¿está China reduciendo su exposición a los bonos del Tesoro estadounidense para protegerse de una creciente tensión geopolítica y financiera? Todo apunta a que parte del capital que antes se destinaba a deuda soberana estadounidense ahora se está redirigiendo hacia activos físicos, como el oro y la plata, percibidos como reservas estratégicas menos vulnerables a sanciones o restricciones externas.
Conclusión
En plena guerra comercial, y con un horizonte de incertidumbre creciente, China parece estar ajustando su política de reservas. La apuesta por los metales preciosos como refugio y diversificación frente al dólar podría marcar una nueva tendencia estructural. Para los inversores globales, este giro no es solo una señal de alerta, sino también una oportunidad para entender hacia dónde se mueve el poder financiero global.
¿Tienes inversiones? Este año es más importante que nunca hacer bien tu declaración
Este año, Hacienda está prestando especial atención a las inversiones, especialmente tras la entrada en vigor de nuevas regulaciones como la Ley MiCA, la Ley DORA, el modelo 721 y otras directivas europeas que buscan mayor transparencia en el patrimonio financiero.
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Mejores fondos monetarios de 2025
Hay momentos en los que lo más rentable es no perder dinero. Suena simple, pero en entornos de alta volatilidad, tipos de interés inciertos o incertidumbre geopolítica, preservar capital puede marcar la diferencia. A lo largo de mi carrera como analista e inversor, he aprendido que no siempre hay que estar posicionado en bolsa o buscando el próximo activo con potencial explosivo. Hay fases del mercado donde la clave está en mantenerse líquido y eficiente. Y para eso, los fondos monetarios o cuentas remuneradas son una herramienta clave. En este artículo quiero mostrarte cómo elegir un buen fondo monetario, para quién están pensados, qué debes tener en cuenta antes de contratar uno y, sobre todo, cuáles son los mejores fondos monetarios en 2025. Porque incluso en este tipo de producto conservador, hay diferencias notables que pueden impactar en tus resultados a medio plazo. Te cuento más en este artículo
China desafía ya a EE. UU. en el ámbito de la publicidad global. La pujante economía digital de China ha incrementado su participación en el mercado publicitario global, desafiando el dominio histórico de Estados Unidos como el mayor mercado publicitario del mundo. Por primera vez, la cuota de China en el mercado publicitario mundial (20%) supera su peso en el PIB global. Empresas como ByteDance (TikTok), Alibaba o JD.com no solo dominan el mercado local, sino que también venden publicidad de forma masiva en EE. UU., un país donde, curiosamente, sus competidores aún están vetados.
Como muestra, un botón: 9 de los 25 mayores vendedores de publicidad del mundo ya son chinos. China lidera el retail media con un 44,1% de cuota mundial en 2025 y se prevé que esta cuota baje del 40% hacia 2030 por la presión de EE. UU. y Reino Unido. En los últimos años, los vendedores de publicidad chinos han ganado protagonismo apoyándose en la innovación publicitaria impulsada por inteligencia artificial y comercio digital.
Los datos muestran algo claro: el mercado está cambiando. No se trata solo de quién vende más anuncios, sino de quién controla los datos, la atención y la innovación móvil-first y, por tanto, gigantes como Meta, Alphabet o Amazon podrían perder cuota si no aceleran su transformación publicitaria.
¿Qué implica esto para los inversores?
Primera oportunidad: las tecnológicas chinas cotizadas (Alibaba, Tencent, Meituan, Xiaomi…) se consolidan como líderes globales en ingresos por publicidad y redefinen el e-commerce lo que amplía oportunidades en empresas de IA, análisis de datos, Martech y plataformas multicanal así como los fondos temáticos en tecnología emergente o publicidad digital global que podrían también beneficiarse de este nuevo equilibrio. Este crecimiento, sin embargo, no está exento de riesgos como puede ser el conflicto geopolítico y medidas como la posible prohibición de TikTok en EE. UU. que podrían frenar este auge de forma brusca.
En un momento en que el debate sobre la desigualdad, la justicia social y el racismo estructural domina la esfera pública, ThomasSowell ofrece una perspectiva provocadora y argumentada en Discriminación y Disparidades (2018). Este libro no busca agradar a las mayorías ideológicas, pero sí invita a pensar con mayor rigor y menos dogma.
El autor desmonta la idea de que todas las diferencias entre grupos humanos —ya sean raciales, económicos o de género— se explican automáticamente por discriminación. En su lugar, propone una visión más amplia: las disparidades son un fenómeno natural en cualquier sociedad compleja, fruto de una variedad de factores que van desde la historia familiar, el capital cultural, la edad, hasta la ubicación geográfica o la exposición a determinados incentivos.
Sowell distingue entre: Discriminación racional (basada en experiencia o datos) y Discriminación irracional (basada en prejuicio) y argumenta que no toda desigualdad es sinónimo de injusticia.
Entre las cosas que más me gustan del libro, su claridad conceptual: como economista, lleva los conceptos a su esencia lógica. No es un libro de eslóganes, sino de argumentos y crítica al intervencionismo mal enfocado: Cuestiona políticas públicas que buscan igualar resultados en lugar de oportunidades, alertando sobre consecuencias no deseadas.
El enfoque de Sowell, aunque valiente y respaldado con datos, ha sido criticado por algunos académicos y activistas por minimizar el impacto estructural del racismo y de los sistemas de poder. Es tu libro si buscas una visión alternativa a la narrativa dominante sobre desigualdad y racismo sistémico.
“La igualdad de resultados no es prueba de justicia, ni la desigualdad lo es de injusticia.” Está editado por Deusto.
Esta newsletter es un paso más de un camino que comencé hace años con la intención de poner algo de luz a muchas informaciones sesgadas o poco éticas sobre lo que sucedía en el mundo de la inversión. Hoy sigo con la misma idea, creo que si lo que define al mercado es el conjunto de lo que hacemos todos los inversores juntos, necesitamos hacer esto con responsabilidad, conocimiento y la información más rigurosa. Espero que en The Trader, te sientas identificado.
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