The trader nº 104
La interpretación inteligente del mercado
La interpretación inteligente del mercado
Bienvenido a mi visión personal sobre la actualidad de los mercados financieros nº104. Gracias por tu interés, si te has perdido alguna entrega o aún no estás suscrito puedes revisar aquí
Puede que aún no lo notemos en nuestro día a día, pero las placas tectónicas del orden económico global están en movimiento. Lo que antes dábamos por sentado —un dólar fuerte, la supremacía militar occidental, y un mercado global abierto y eficiente— se tambalea. Y cuando el suelo se mueve, más vale estar preparado.
Donald Trump vuelve a escena con ideas de manual intervencionista: quiere un dólar más débil para impulsar sus exportaciones y está dispuesto a intercambiar rebajas arancelarias por apreciaciones forzadas de las divisas de sus socios. El resultado no lo ha logrado él, sino la pérdida de confianza en las instituciones estadounidenses, que ha debilitado el dólar sin necesidad de presionar a nadie. La fuga de esta divisa de las carteras globales está en máximos de las últimas dos décadas.
En paralelo, Alemania, sin acceso al gas barato ruso y con un mercado estadounidense cada vez más cerrado, está transformando su mítica “Mittlestand”. Muchas pymes industriales han dejado de fabricar componentes para coches o fertilizantes y se están reconvirtiendo al sector armamentístico. La industria civil se militariza como forma de supervivencia.
Mientras tanto, China empieza a desafiar seriamente a Occidente en el terreno que hasta ahora era incuestionable: la tecnología militar. El reciente derribo de cinco cazas indios por aviones financiados y armados por Pekín ha sido un golpe de efecto que ha disparado el valor de los fabricantes de defensa chinos y ha puesto en evidencia a los europeos, cuyas ventas caen ante el auge del “hardware” chino. Pekín no solo demuestra que sus sistemas funcionan en el campo de batalla, sino que gana prestigio como proveedor confiable en un mercado de defensa cada vez más competitivo. Mientras muchos países occidentales tardan años en entregar pedidos y sus costes se disparan, las armas chinas llegan antes, son más baratas y, ahora, han demostrado eficacia letal. Varios países de Asia, África y Oriente Medio ya están reevaluando sus contratos de defensa. El mensaje es claro: China no solo compite en drones o ciberdefensa, también está lista para liderar el comercio mundial de armas tradicionales.
El mercado global, tal y como lo conocíamos, está muerto. La guerra arancelaria ha segmentado al mundo en bloques económicos. En el sector del automóvil, un coche eléctrico chino puede costar un tercio de su equivalente estadounidense. No solo por los subsidios de Pekín, sino por la escala y eficiencia que ha alcanzado su red de proveedores. Washington responde con aranceles, pero el daño está hecho: China lidera la industria del futuro y Occidente intenta protegerse en lugar de competir.
India, llamada a ser la alternativa industrial a China, no ha logrado despegar. El plan de Modi para elevar el peso del sector manufacturero en su PIB no solo no ha avanzado, sino que ha retrocedido. Las razones son múltiples: una burocracia todavía excesiva, carencias en infraestructuras logísticas, una red eléctrica poco fiable y un marco laboral rígido que disuade a muchas empresas extranjeras de instalarse en el país. Además, la educación técnica sigue rezagada respecto a sus necesidades industriales, y el entorno regulatorio sigue siendo impredecible. La mayor parte de sus productos exportables siguen dependiendo de componentes y tecnología… chinos. Orgullosamente ensamblado en India, pero “made in China”.
Y, por si faltaban datos curiosos, Trump asegura que su política arancelaria recaudará tanto como el IRPF y permitirá eliminarlo. Pero los números no cuadran ni con fórceps: las estimaciones de recaudación real están muy lejos de lo prometido. Además, los aranceles los pagan los importadores estadounidenses, no los chinos, y al frenar las importaciones… también caen los ingresos. Todo ello, con un déficit fiscal disparado que no se soluciona con eslóganes.
Conclusión
La fragmentación del orden económico global ya no es una teoría. Es una realidad que avanza a golpe de aranceles, proteccionismo y desconfianza mutua. Lo que parecía impensable —el fin de la globalización tal y como la conocíamos— se está materializando. Y aunque estos movimientos parecen lejanos, acabarán afectando a nuestras exportaciones, nuestras inversiones, nuestros precios… y, en definitiva, a nuestros bolsillos.
Cierre Semanal | Cierre Anual | Precio actual | Últimos 5 días | En el año | |
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S&P500 | 5876.27 | 5881.94 | 5843.09 | -0.56% | -0.66% |
Nasdaq100 | 21218.50 | 21017.27 | 21076.95 | -0.67% | 0.28% |
Eurostoxx50 | 5429.39 | 4884.62 | 5416.97 | -0.23% | 10.90% |
Ibex35 | 13961.80 | 11595.00 | 14228.60 | 1.91% | 22.71% |
Oro | 3214.50 | 2639.30 | 3330.00 | 3.59% | 26.17% |
Brent | 64.61 | 74.80 | 64.10 | -0.79% | -14.30% |
Natgas | 3,89 | 3.63 | 3,33 | -14,40% | -8,30% |
SSE | 3374.71 | 3354.29 | 3378.31 | 0.11% | 0.72% |
Bitcoin | 103500.03 | 93484.46 | 111061.79 | 7.31% | 18.80% |
*Cierre semanal: 15 de mayo del 2025 a las 10:03
*Cierre anual: Último dato del 31 de diciembre del 2024
*Cierre anual de Eurostoxx: 30 de diciembre del 2024
*Precio Actual: 22 de mayo del 2025 a las 10:03
Putin marca el ritmo mientras Trump se aferra al protagonismo
Donald Trump ha vuelto al centro del escenario internacional. Esta vez, con la guerra de Ucrania como telón de fondo, ha intentado asumir un papel decisivo en la búsqueda de un alto el fuego total e incondicional. Antes de su esperada llamada con Vladímir Putin, Trump contactó con los líderes de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia para alinear posturas. Sin embargo, mientras la Unión Europea ultimaba su 17º paquete de sanciones contra Moscú, Trump optaba por la contención, apostando por mantener viva la vía diplomática y vendiéndose como el único capaz de alcanzar un acuerdo con Putin.
La reunión prevista en Estambul la semana pasada, propuesta inicialmente por Putin, terminó siendo simbólica. Ni él ni Trump asistieron. Solo Zelenski acudió, acompañado por delegaciones rusa y ucraniana. Pese a las ausencias, se logró un canje masivo de prisioneros y un intercambio de propuestas para una eventual tregua. En paralelo, el inicio del pontificado del nuevo papa León XIV sirvió como foro diplomático, donde Zelenski se reunió con JD Vance y Marco Rubio, y Giorgia Meloni facilitó un encuentro clave entre Estados Unidos y la Comisión Europea.
Pero el verdadero foco estaba puesto en la llamada entre Trump y Putin. Y el resultado ha sido un baño de realidad. Trump la celebró como un éxito rotundo, afirmando que «se iniciarán de inmediato negociaciones» y que el Vaticano podría acogerlas. Sin embargo, Moscú evitó cualquier compromiso. Putin repitió el mismo discurso vago y ambiguo de los últimos meses: «Un alto el fuego con Ucrania es posible si se alcanzan los acuerdos pertinentes». En otras palabras, Rusia solo dejará de disparar cuando logre sus objetivos. Mientras Ucrania había aceptado una tregua de 30 días, dar acceso a minerales estratégicos y un posible encuentro con Putin, el Kremlin ni siquiera aceptó esa tregua preliminar.
La posición rusa sigue anclada en exigencias maximalistas: desnazificación, desmilitarización, cesión de territorios y un gobierno títere en Kiev. Su propuesta no es un plan de paz, sino un intento de imponer condiciones antes de parar la ofensiva. Y pese a ello, Trump insiste en proyectar una imagen de éxito diplomático. Fuentes estadounidenses confirman que, antes de llamar a Putin, Trump consultó con Zelenski, quien sugirió los términos básicos para avanzar. Pero el resultado fue decepcionante: Moscú no se movió ni un centímetro.
El vicepresidente JD Vance, aún de gira por Europa, expresó con franqueza el pensamiento de la Administración: si Rusia no coopera, EE. UU. podría dar un paso atrás. “No es nuestra guerra”, afirmó, reflejando la creciente impaciencia en Washington. Las declaraciones de Marco Rubio y la Casa Blanca también fueron en esa línea: frustración con ambos bandos, pero presión casi exclusiva sobre Kiev.
Mientras tanto, Bloomberg filtraba que el Kremlin espera consolidar su control sobre las cuatro regiones ocupadas antes de fin de año. ¿Para qué negociar entonces?
Trump informó a Zelenski y a varios líderes europeos tras su conversación con Putin. Según su comunicado, el Vaticano estaría dispuesto a albergar negociaciones. Pero, más allá de las buenas intenciones, la realidad es que Rusia no ha hecho ninguna concesión sustancial. Moscú juega con el tiempo a su favor: avanza en el terreno militar, mantiene el respaldo económico de China y recibe un flujo constante de armamento desde Corea del Norte, Irán y otros socios estratégicos. Mientras tanto, Zelenski lucha por sostener el frágil apoyo de Trump, cada vez más condicionado y menos comprometido. La sensación es que Putin espera ganar por desgaste, sin necesidad de ceder nada.
Conclusión
Trump ha recuperado protagonismo internacional, pero los hechos contradicen su relato. Moscú sigue marcando los tiempos, desoyendo propuestas, alargando la guerra y presentando condiciones inaceptables. Mientras EE. UU. comienza a mostrar signos de hartazgo, la iniciativa diplomática corre el riesgo de convertirse en un espectáculo vacío. La esperanza de que Trump fuerce un alto el fuego real se diluye. En cambio, lo que emerge es una nueva dinámica global, donde el viejo orden se desmorona y el futuro se juega entre bastidores, con actores que persiguen más sus intereses que la paz.
Los beneficios empresariales caen… Pero el mercado sube
Durante las últimas semanas hemos visto un fenómeno curioso: mientras el número de compañías del S&P 500 que mencionaban la palabra “recesión” en sus conferencias de resultados se disparaba a máximos históricos, el índice de bolsa seguía subiendo. Esto sugiere que, aunque las alertas macro están sobre la mesa, el mercado está más centrado en la narrativa de desinflación, tipos a la baja y promesas de aterrizaje suave.
Sin embargo, el comportamiento de los beneficios no acompaña ese optimismo. Si analizamos los beneficios esperados a 12 meses vista (gráfico 1), se aprecia cómo, aunque los precios han seguido una trayectoria ascendente, las previsiones de beneficios apenas han crecido. La divergencia es evidente.
Más aún, si nos fijamos en los datos de beneficios bottom-up para el segundo trimestre de 2025 (gráfico 2), observamos una caída constante de las estimaciones desde mediados de 2024. Las compañías están revisando a la baja sus previsiones, a pesar de un entorno de mercado aún positivo.
Esto se confirma también al analizar la evolución de los beneficios trimestrales reales y estimados (gráfico 3). Aunque se espera una recuperación a finales de 2025, los datos actuales siguen reflejando una desaceleración evidente en comparación con el pico alcanzado en el cuarto trimestre de 2024.
Finalmente, al observar la evolución de los beneficios realizados en los últimos 12 meses (gráfico 4), volvemos a encontrar la misma señal: los beneficios apenas han subido en el último año, mientras que los precios del S&P 500 se han seguido revalorizando.
Fuente: FactSet
Conclusión:
Nos encontramos ante un mercado que cotiza expectativas futuras muy optimistas, ignorando en gran parte la debilidad que ya muestran los beneficios empresariales. En plena guerra arancelaria, parece difícil que los beneficios empresariales vayan a mejorar notablemente este año, por lo que la respuesta a la pregunta de si ¿se adelantó demasiado el mercado o los beneficios comenzarán a confirmar pronto el relato alcista?… parece que se decanta más por un mercado con exceso de optimismo y poco realismo que por una expectativa de mayores beneficios empresariales inminentes.
China contraataca con aranceles a un plástico clave
Durante años, China ha sido objeto de múltiples aranceles antidumping por parte de países como Estados Unidos, la Unión Europea o India. Estas medidas, en teoría, buscan proteger a las industrias locales cuando consideran que China vende productos a precios artificialmente bajos. Los sectores más afectados han sido el acero, el aluminio, los paneles solares o los productos químicos. Pero en medio de esta guerra comercial encubierta, China ha decidido pasar al contraataque.
El Ministerio de Comercio chino anunció la imposición de aranceles antidumping de hasta el 74,9% a las importaciones de copolímero de poliformaldehído (POM) procedentes de Estados Unidos, la UE, Japón y Taiwán. ¿Y qué es exactamente ese material con nombre impronunciable? Muy sencillo: se trata de un tipo de plástico técnico muy resistente que se utiliza en la fabricación de piezas para coches, electrodomésticos, aparatos médicos y dispositivos electrónicos. Es tan duro y duradero que en muchos casos sustituye a metales como el cobre o el zinc.
Las nuevas tarifas entran en vigor el 19 de mayo y suponen un golpe especialmente duro para las empresas estadounidenses, que se llevarán la peor parte con un arancel del 74,9%. Les siguen Japón (35,5%), la Unión Europea (34,5%) y Taiwán (32,6%), aunque algunas compañías taiwanesas como Formosa Plastics han conseguido una tasa mínima cercana al 4%.
Más allá del POM y de los aranceles concretos, lo que estamos viendo es el retorno de una lógica de bloques. Cada vez más, las decisiones comerciales se rigen por criterios estratégicos más que económicos. Y eso tiene implicaciones profundas para el comercio global, la inversión y las cadenas de suministro que han sustentado el crecimiento de las últimas décadas.
Conclusión
Este movimiento llega pocos días después de que Estados Unidos anunciara nuevos aranceles a productos chinos de tecnología avanzada, lo que confirma que estamos ante una escalada comercial con fuerte trasfondo geopolítico. Lo más relevante no es el producto en cuestión, sino el mensaje: China está dispuesta a responder con la misma moneda si sus exportaciones siguen siendo penalizadas por motivos políticos.
Y todo esto ocurre justo después de anunciarse una tregua arancelaria de 90 días entre EE. UU. y China, en la que ambos países acordaron reducir temporalmente algunos aranceles excesivos: del 145% al 30% y del 125% al 10% en determinados productos. Que en este contexto surjan nuevas medidas punitivas deja claro que la desconfianza mutua sigue intacta. La tregua parece más un paréntesis táctico que una intención real de desescalar. En otras palabras, aunque bajen algunos aranceles, la lógica de enfrentamiento no ha cambiado
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El motor artificial del crecimiento económico en EE. UU.
El gasto público sigue siendo el principal motor del crecimiento económico en EE. UU., como muestran los dos gráficos siguientes. Desde la pandemia, los picos de crecimiento del PIB han estado directamente vinculados a estímulos fiscales excepcionales. Sin embargo, lo más llamativo es que, incluso cuando desaparecen los paquetes de estímulo, el gasto federal no se reduce, sino que vuelve a su senda de crecimiento exponencial iniciada tras la crisis financiera de 2008.
Pese a las declaraciones de la actual administración sobre su intención de recortar el gasto y reducir el déficit, los avances son mínimos. En realidad, el presupuesto federal continúa creciendo debido a la aprobación recurrente de «Continuing Resolutions», mecanismos que permiten seguir financiando al Gobierno sin necesidad de un nuevo presupuesto. Estas resoluciones incluyen incrementos automáticos del gasto del 8% anual, lo que implica que el gasto se duplica cada nueve años. Esta dinámica alimenta el crecimiento del PIB, pero también dispara los niveles de deuda pública.
Fuente: Lance Roberts, RIA
El primer gráfico refleja cómo el crecimiento real del PIB está muy correlacionado con las tasas de variación del gasto federal. Cada vez que el gasto se reduce o se estanca, el crecimiento económico se desacelera o incluso se contrae. El segundo gráfico refuerza esta idea mostrando que, desde 2008, el crecimiento del PIB ha sido relativamente modesto mientras el gasto federal ha seguido una trayectoria ascendente casi ininterrumpida.
La implicación es clara: la economía estadounidense se ha vuelto dependiente del gasto público para mantener su crecimiento. Y cada vez necesita más unidades de deuda para generar menos unidades de crecimiento económico. Por tanto, de llevarse a cabo la promesa de Trump de una desaceleración fiscal significativa, plantearía un riesgo real para la economía, dado que gran parte del impulso reciente no proviene de la inversión privada ni del consumo interno, sino del presupuesto federal.
Conclusión
El problema es estructural. Mientras el Congreso no reforme de fondo el sistema de financiación, el gasto seguirá creciendo de forma automática. Y aunque esto sostiene el crecimiento económico en el corto plazo, también aumenta la fragilidad a largo plazo, especialmente en un entorno de tipos más altos y servicio de deuda creciente. No estamos ante una economía que crece de forma orgánica, sino ante un crecimiento artificial sostenido por una expansión fiscal persistente. Si algún día esa expansión se frena de verdad, la economía lo sentirá con fuerza.
La gran pregunta es: ¿qué ocurrirá cuando esa palanca fiscal deje de funcionar o ya no pueda utilizarse con la misma intensidad? La respuesta podría ser la próxima gran prueba de resistencia para la economía estadounidense.
Madrid Economic Forum: Un evento único que no puedes perderte
El próximo 7 y 8 de junio, Madrid se convertirá en el epicentro del pensamiento económico y empresarial con un evento sin precedentes: Madrid Economic Forum.
Más de 15 referentes en economía y empresa se darán cita para analizar los principales problemas de España, poniendo en valor la libertad de expresión y los fundamentos del liberalismo. Este foro, considerado el contraDavos, será el espacio ideal para desmontar la agenda política y mediática actual y liderar la batalla cultural del país.
Toda la información sobre el programa, las temáticas y los horarios está disponible aquí.
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¿Qué es el arbitraje en criptomonedas y cómo funciona?
A lo largo de mi carrera como inversor, he aprendido que los mercados no siempre son tan eficientes como parecen. Aunque la teoría dice que el precio de un activo debería ser el mismo en todos los mercados, la práctica nos demuestra otra cosa. Especialmente en el mundo de las criptomonedas, donde aún hay grandes diferencias entre plataformas, tipos de cambio y comisiones. Aquí es donde entra en juego una estrategia poco comprendida pero con un enorme potencial: el arbitraje de criptomonedas. He cometido muchos errores operando en criptomonedas, especialmente en mis primeros años. Uno de ellos fue no prestar atención a las ineficiencias del mercado. Veía una diferencia de precio entre dos exchanges y pensaba que era anecdótica. No lo era. Con el tiempo, entendí que esas pequeñas brechas podían ser una fuente constante de beneficios si se sabía cómo aprovecharlas. Hoy quiero explicarte en profundidad en este artículo cómo funciona esta estrategia y por qué puede ser interesante si sabes manejar los riesgos.
EE. UU. ha perdido esta semana su última calificación crediticia perfecta: Moody’s ha rebajado la calificación de la deuda soberana de Estados Unidos desde AAA a AA1. Es la primera vez que lo hace desde 1917, cerrando así un ciclo en el que las tres grandes agencias (S&P, Fitch y Moody’s) han retirado la máxima nota al país con la mayor economía del planeta. La razón que ha dado Moody´s la hemos comentado en The Trader en muchas ocasiones, el detonante ha sido el crecimiento sostenido de la deuda y el aumento del coste de los intereses, con unas previsiones fiscales que anticipan un déficit creciente. La agencia estima que la deuda federal alcanzará el 134% del PIB en 2035, frente al 98% actual.
A esto se suma la incapacidad política crónica de llegar a consensos duraderos en materia fiscal, lo que mina la confianza en la capacidad de EE. UU. para revertir esta tendencia.
Aunque el dólar sigue siendo la principal moneda de reserva mundial y la economía estadounidense mantiene fortalezas estructurales, esta rebaja podría suponer mayores costes de financiación para el gobierno, un efecto cascada sobre préstamos a empresas y consumidores y más presión sobre los bancos centrales y sobre la política monetaria.
Mientras todo esto pasa en paralelo, los precios a la producción en EE. UU. cayeron un 0,5% en abril, su mayor descenso en cinco años. El índice PPI subyacente (sin alimentos ni energía) también bajó un 0,4% lo que sugiere que algunas empresas están absorbiendo el coste de los aranceles en lugar de trasladarlo directamente al consumidor.
En sectores como la automoción o los bienes industriales, muchas compañías optan por mantener precios estables o aplicar descuentos, mientras otras como Walmart advierten de subidas inminentes. La rebaja de Moody’s no es solo un símbolo. Es una señal de advertencia que podría tener consecuencias reales en la política fiscal, los mercados y el bolsillo del ciudadano medio. En un año electoral y con tensiones geopolíticas en aumento, la gestión de la deuda se convierte en un tema clave para EE. UU… y para el resto del mundo.
¿Y si todo lo que te enseñaron sobre economía fuera una gran mentira? Espero que no sea así porque eres lector de esta Newsletter, pero en El libro prohibido de la economía, Fernando Trías de Bes se quita la máscara y dispara sin filtros: la inflación no es solo “subida de precios”, es un impuesto encubierto.
Los bancos no guardan tu dinero: solo retienen el 2% de lo que depositas. El marketing no satisface necesidades, las crea para que compres de más.
Políticos, bancos y grandes corporaciones han convertido la economía en una herramienta de manipulación y poder. Este libro es una rebelión contra esa versión “oficial” que nos venden… y una invitación a abrir los ojos.
Con ironía y lucidez, Trías de Bes destapa verdades incómodas y nos recuerda que sí hay otras formas posibles de hacer economía, basadas en la justicia, la solidaridad y la verdad. Si crees que la economía debería estar al servicio de las personas y no al revés… este es tu libro. Está editado por Booket.
Esta newsletter es un paso más de un camino que comencé hace años con la intención de poner algo de luz a muchas informaciones sesgadas o poco éticas sobre lo que sucedía en el mundo de la inversión. Hoy sigo con la misma idea, creo que si lo que define al mercado es el conjunto de lo que hacemos todos los inversores juntos, necesitamos hacer esto con responsabilidad, conocimiento y la información más rigurosa. Espero que en The Trader, te sientas identificado.
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