Medidas antiinflación del Gobierno y previsiones para 2024

Colaboraciones y medios28 Dic. 2023

En los últimos meses hemos visto cómo las medidas económicas que se han implementado en España y Europa están generando un impacto directo en nuestra vida cotidiana. Soy consciente de que muchos de vosotros tenéis dudas sobre cómo afectarán estos cambios, como la subida de impuestos, el fin de algunas ayudas o la incertidumbre con los tipos de interés. Por eso, quiero aprovechar este espacio para analizar en detalle cómo estos ajustes influirán en nuestra economía y qué podemos esperar de cara al 2024. Creo que es fundamental que entendamos los desafíos que tenemos por delante, pero también que sepamos identificar las oportunidades que podrían surgir en este nuevo contexto.

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¿Cómo afecta el último decreto del Gobierno sobre la subida de impuestos y la recuperación del IVA, la luz y el gas?

El impacto de las últimas medidas del gobierno ha generado un gran debate, especialmente en lo que respecta a la subida de impuestos, la recuperación del IVA y el aumento de los precios de la luz y el gas.

Como consumidores, es lógico preguntarse cómo estos cambios afectan a nuestro día a día y qué impacto tendrán a largo plazo en la economía.

Desde mi perspectiva, estos movimientos responden a la necesidad del gobierno de recaudar más ingresos para hacer frente a un déficit que sigue siendo alto.

Las proyecciones de muchos economistas independientes indican que el objetivo de reducir el déficit al 3% a finales de este año parece poco realista.

Probablemente, estaremos en torno al 3,9%, una diferencia notable que pone en entredicho las expectativas de ajuste.

Además, el gobierno ha señalado que las ayudas que se han estado proporcionando a lo largo de los últimos años se retirarán progresivamente, lo que deja a muchos consumidores con una sensación de incertidumbre sobre cómo van a gestionar el incremento de sus facturas en los próximos meses.

Europa ha sido más estricta en sus mensajes, instando a los países a eliminar las ayudas cuanto antes, lo que refleja la preocupación por el desequilibrio fiscal.

Sin embargo, algunas de estas ayudas se mantendrán durante buena parte del año, y en algunos casos, hasta el final de 2024, lo que podría ser un alivio temporal para muchos, pero no elimina el desafío de tener que adaptarse a un entorno económico más restrictivo.

El músculo de la economía española: ¿Realmente podemos sorprendernos en 2024?

La economía española ha demostrado más resiliencia que otras en Europa, pero no podemos olvidar que gran parte de este músculo ha sido gracias a un endeudamiento significativo.

Nuestro nivel de deuda sobre el PIB ha alcanzado el 110%, mucho más que países como Alemania, que ahora se encuentran en recesión.

Desde mi punto de vista, hemos tomado decisiones fiscales menos conservadoras con el objetivo de proteger tanto a empresas como a ciudadanos, creando un «escudo social» que ha permitido mantener el consumo y, con ello, el crecimiento económico.

Esto ha sido clave para evitar una mayor destrucción de empleo y para mantener la actividad empresarial en marcha.

Sin embargo, este enfoque también nos ha dejado con un desafío importante para 2024: Volver a una disciplina fiscal que nos permita reducir la deuda y el déficit, algo que no será fácil dado el entorno económico actual.

En términos de empleo, hemos visto cómo la tasa de paro ha permanecido relativamente estable, pero eso no significa que no vayamos a enfrentar retos. La realidad es que 2024 será un año de ajuste, y el margen de maniobra es limitado.

La cuestión es si seremos capaces de mantener el crecimiento económico mientras nos ajustamos a los nuevos niveles de endeudamiento y tratamos de reducir el déficit.

El dilema de los tipos de interés: ¿Qué podemos esperar?

Uno de los grandes interrogantes para el próximo año es qué va a pasar con los tipos de interés. El Banco Central Europeo (BCE) ha mantenido una política monetaria muy restrictiva en los últimos meses, con sucesivas subidas de tipos que han encarecido el coste de la deuda.

Sin embargo, lo que muchos no saben es que el BCE ha hecho una «trampa» al no incluir el coste de los intereses en el cálculo de la deuda sobre el PIB. Esto ha permitido que los países no vean incrementado su nivel de deuda de forma tan inmediata, pero no cambia el hecho de que los altos tipos de interés están afectando gravemente a la economía.

En su última reunión, Christine Lagarde, presidenta del BCE, no se atrevió a anunciar cuándo comenzarán a bajar los tipos, lo que deja a muchos inversores y consumidores con una gran incertidumbre.

A diferencia de la Reserva Federal de Estados Unidos, que ha sido más clara en sus previsiones, el BCE parece estar actuando con mucha más cautela, probablemente debido a la fragilidad de la economía europea.

¿Habrá bajadas de tipos de interés en 2024?

La respuesta a esta pregunta, en mi opinión, es un claro «sí». La inflación ha empezado a ceder en términos interanuales, y el crecimiento económico en Europa sigue siendo muy débil.

Esta combinación sugiere que el BCE tendrá que empezar a relajar su política monetaria si quiere evitar una recesión más profunda.

No obstante, creo que las expectativas del mercado de una bajada de 150 puntos básicos (un 1,5%) son demasiado optimistas. A menos que se produzca un colapso económico importante, creo que las bajadas serán más moderadas, tal vez en torno a los 50 o 75 puntos básicos.

Esto significaría un alivio para las empresas y los consumidores, pero no una vuelta a los tipos bajos a los que nos habíamos acostumbrado en la última década.

Proyecciones para el 2024: ¿Qué podemos esperar a nivel global?

El panorama global para el 2024 está lleno de incertidumbres. Mientras que Estados Unidos ha sorprendido este año con un crecimiento robusto, impulsado por un consumidor que parece incansable, la gran pregunta es si este crecimiento se mantendrá el próximo año.

El aumento de los tipos de interés en Estados Unidos hasta niveles del 5,25% o 5,50% puede empezar a hacer mella en la economía. El impacto retardado de esta política monetaria podría ser más evidente en 2024, afectando tanto al consumo como a la inversión.

En Europa, por otro lado, la situación es más preocupante. Varios países, como Alemania, ya están en recesión o cerca de ella, y el crecimiento económico en el conjunto de la Eurozona es casi inexistente.

España, a pesar de los desafíos que enfrenta, sigue creciendo a un ritmo cercano al 2%, lo que nos sitúa en una posición mejor que la de muchos de nuestros vecinos.

Sin embargo, este crecimiento podría verse amenazado si no gestionamos adecuadamente nuestra deuda y el déficit.

Desde mi punto de vista, el próximo año será un año de ajuste tanto para Europa como para Estados Unidos.

En Europa, la clave estará en cómo los gobiernos manejan la transición hacia una política fiscal más estricta, mientras que en Estados Unidos veremos si el consumidor sigue siendo capaz de sostener el crecimiento en un entorno de tipos de interés altos.

Reflexión final

A medida que nos acercamos a 2024, nos encontramos en un escenario económico complejo, lleno de incertidumbres pero también de oportunidades.

Los cambios en las políticas fiscales y monetarias, tanto en Europa como en Estados Unidos, van a marcar el ritmo de la economía global en los próximos meses.

Personalmente, creo que en España tenemos la capacidad de seguir creciendo, pero esto dependerá en gran medida de cómo gestionemos nuestra deuda y nuestras finanzas públicas.

Las bajadas de tipos de interés serán un alivio, pero no debemos esperar que solucionen todos nuestros problemas. Este es un momento para actuar con cautela y responsabilidad, asegurándonos de que nuestras políticas económicas nos permitan afrontar los retos del futuro sin sacrificar nuestro crecimiento a corto plazo.

En resumen, 2024 será un año de ajustes. Ajustes en los tipos de interés, ajustes en el gasto público y ajustes en nuestras expectativas sobre lo que podemos esperar de la economía.

Pero, si algo nos ha enseñado este último año, es que España tiene la capacidad de sorprender y de adaptarse a las circunstancias. Con un enfoque adecuado, podemos convertir estos desafíos en oportunidades para seguir avanzando.

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