SPY es el ticker del ETF SPDR S&P 500, uno de los fondos cotizados más antiguos, líquidos y negociados del mundo. Fue lanzado en 1993 por State Street Global Advisors y su objetivo es replicar el comportamiento del índice S&P 500, que agrupa a las 500 empresas más importantes de Estados Unidos.
Esto significa que cuando compras participaciones del SPY, estás adquiriendo una pequeña parte proporcional de empresas como Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Nvidia, ExxonMobil, entre otras muchas. No estás comprando acciones baratas, ni estás asumiendo los riesgos propios de las penny stocks. Estás entrando en uno de los vehículos más robustos y utilizados del mercado para seguir el pulso de la economía estadounidense.
Y lo mejor es que lo haces sin necesidad de comprar todas esas acciones una por una, lo cual sería inasumible para la mayoría de pequeños inversores.
El SPY es, por tanto, un ETF de réplica física, que invierte directamente en los activos que componen el índice. No usa derivados ni estrategias apalancadas, lo que lo convierte en una opción atractiva para quienes buscan exposición diversificada con un riesgo razonable.