Durante casi cuatro décadas observando los mercados, me he dado cuenta de que no todo el mundo busca maximizar rentabilidad a toda costa. Para muchos inversores, la prioridad no es ganar más, sino perder menos. Y en un contexto como el actual, con tipos de interés en movimiento, incertidumbre geopolítica y mercados de renta variable especialmente volátiles, cobra todo el sentido del mundo preguntarse: ¿existe alguna herramienta que permita preservar el capital, mantener liquidez y obtener un rendimiento razonable sin asumir grandes riesgos? La respuesta es sí, y una de ellas es el fondo monetario.
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