The trader nº 110
La interpretación inteligente del mercado
La interpretación inteligente del mercado

Bienvenido a mi visión personal sobre la actualidad de los mercados financieros nº110. Gracias por tu interés, si te has perdido alguna entrega o aún no estás suscrito puedes revisar aquí
La política tradicional, dividida entre izquierda y derecha, hace tiempo que dejó de explicar el mundo en el que vivimos. Hoy, las verdaderas tensiones no surgen del eterno debate sobre el tamaño del Estado o la progresividad fiscal. Surgen de una nueva fractura: la que enfrenta a los centristas frente a los populistas. Es una batalla mucho más profunda y peligrosa, porque cuestiona los principios básicos sobre los que se ha construido el progreso en las democracias liberales.
Los extremos, tanto de izquierda como de derecha, parecen hoy más cercanos entre sí de lo que están respecto a sus pares moderados. La teoría de la herradura, que plantea que los extremos políticos se tocan, nunca fue tan evidente. Ambos comparten un enemigo común: el sistema. Ambos desconfían de la globalización, de las instituciones, de los expertos y del crecimiento como motor de bienestar. Ambos adoptan una visión de suma cero: si unos ganan, otros necesariamente pierden. Y ambos pretenden imponer cambios radicales en nombre del pueblo, aun a costa de destruir los consensos que sostienen nuestras sociedades.
Frente a ellos, los centristas —cada vez más acorralados— intentan sostener una visión más optimista, racional y abierta del mundo. Una visión que defiende que el crecimiento puede beneficiar a todos, que el comercio internacional es una herramienta de prosperidad, y que el Estado tiene un rol importante pero no omnipotente. Una visión que, sin negar los problemas, apuesta por soluciones realistas y no por discursos incendiarios. Pero en una época donde los gritos se escuchan más que los argumentos, defender la moderación es nadar contracorriente.
Lo preocupante es que los populistas ya no son marginales. Han ganado poder, voz y representación en muchos países del mundo. Los discursos populistas se han convertido en eje central del poder político. Y lo hacen con promesas simples para problemas complejos. Promesas que apelan más a las emociones que a los hechos. Que venden identidad, protección y castigo a los culpables de siempre: las élites, los inmigrantes, los tecnócratas, los ricos o los extranjeros, según convenga. Se alimentan del malestar real, pero lo canalizan hacia soluciones ficticias, y muchas veces peligrosas.
En este nuevo tablero político, los centristas lo tienen mucho más difícil. Su mensaje es menos atractivo en un mundo donde prima el enfado y la frustración. Defender el crecimiento, la estabilidad y las instituciones no moviliza pasiones. Y, sin embargo, es más necesario que nunca. Porque cuando se rompen las bases del acuerdo institucional, no queda nada que garantice la convivencia, la libertad ni la prosperidad.
La economía ha entrado de lleno en este nuevo eje de conflicto. Ya no discutimos solo cuánto gastar o qué impuestos subir o bajar. Discutimos si el crecimiento es deseable, si la globalización es buena, si el mercado debe existir. Discutimos, en definitiva, si queremos arreglar el sistema o romperlo. Y esa elección define mucho más que una política pública: define qué tipo de sociedad vamos a ser, qué papel queremos que juegue el Estado y cuánto valoramos el esfuerzo, la innovación y el mérito. No se trata de negar que el sistema tenga fallos. Claro que los tiene. Pero romperlo todo por impulso, sin pensar en las consecuencias, solo genera más daño. El populismo, al final, no construye. Solo denuncia y destruye. Promete rescatar al pueblo, pero lo deja más empobrecido, más dividido y dependiente.
Es hora de reconocer que la batalla no es entre ideologías clásicas. Es entre los que quieren construir y los que solo quieren destruir. Entre los que buscan soluciones imperfectas y los que venden soluciones mágicas. Entre quienes aceptan la complejidad y quienes solo quieren culpables. Y esa distinción marcará el rumbo político y económico del futuro.
La pregunta es si nosotros, como ciudadanos, vamos a dejarnos arrastrar hacia el populismo o vamos a ponerle un límite antes de que sea demasiado tarde. Porque el populismo no se detiene solo. Se frena con pensamiento crítico, con instituciones sólidas y con una ciudadanía exigente que no se deje seducir por atajos peligrosos.
Conclusión
Personalmente, creo firmemente en la necesidad del Estado. Es esencial para garantizar justicia, cohesión social, infraestructura, educación y seguridad. Pero también estoy convencido de que hemos ido demasiado lejos. Las Administraciones Públicas han crecido hasta convertirse en estructuras gigantescas, ineficientes y derrochadoras, que consumen una parte desproporcionada de nuestros recursos. Cada euro malgastado por un aparato burocrático sobredimensionado es un euro que se resta al ciudadano, a las empresas, a la inversión productiva y al crecimiento económico.
El Estado debe existir, pero no debe asfixiar. Debe proteger, pero no intervenir en todo. Debe regular, pero sin ahogar la iniciativa privada. Cuando el Estado se convierte en un fin en sí mismo y no en un instrumento al servicio de la sociedad, pierde legitimidad. Y esa pérdida se traduce en frustración, en evasión fiscal, en desconfianza generalizada. Por eso, urge devolver al Estado a una dimensión más sensata, eficaz y respetuosa con quienes lo financian: todos nosotros. Porque un Estado más austero y eficiente no es menos justo. Es, precisamente, un Estado más justo.
| Cierre Semanal | Cierre Anual | Precio actual | Últimos 5 días | En el año | |
|---|---|---|---|---|---|
| S&P500 | 6115.83 | 5881.94 | 6227.11 | 1.82% | 5.87% |
| Nasdaq100 | 22325.31 | 21017.27 | 22639.42 | 1.41% | 7.72% |
| Eurostoxx50 | 5298.94 | 4884.62 | 5331.94 | 0.62% | 9.16% |
| Ibex35 | 13878.70 | 11595.00 | 14079.60 | 1.45% | 21.43% |
| Oro | 3307.00 | 2639.30 | 3364.90 | 1.75% | 27.49% |
| Brent | 67.02 | 74.80 | 68.50 | 2.21% | -8.42% |
| Natgas | 3.59 | 3.63 | 3.56 | -1.09% | -2.07% |
| SSE | 3450.69 | 3354.29 | 3461.88 | 0.32% | 3.21% |
| Bitcoin | 107113.38 | 93484.46 | 109322.30 | 2.06% | 16.94% |
*Cierre semanal: 26 de junio del 2025 a las 10:03
*Cierre anual: Último dato del 31 de diciembre del 2024
*Cierre anual de Eurostoxx: 30 de diciembre del 2024
*Precio Actual: 3 de julio del 2025 a las 10:06
El mercado persigue moda, no valor: ¿está el fomo eclipsando las oportunidades reales?
Cuando analizamos la valoración relativa entre distintos segmentos del mercado, encontramos señales muy claras y difíciles de ignorar. El gráfico que acompaña este post hace un análisis relativo entre tres segmentos de mercado que ayudan a identificar dónde están las oportunidades y los riesgos a nivel global:
En los tres casos, los datos reflejan que nos encontramos ante una de las mayores divergencias de valoración de las últimas décadas. Los extremos actuales en estos indicadores no se veían desde principios de los años 2000, justo antes del estallido de la burbuja tecnológica.
Cuando las ratios de esta comparativa se sitúan en cotas tan bajas, significa que el primer grupo mencionado en cada caso está cotizando con un descuento notable frente al segundo. En otras palabras: hoy, las acciones fuera de EE. UU., las compañías de menor capitalización y los valores de estilo ‘value’ presentan valoraciones especialmente atractivas frente a sus equivalentes estadounidenses, compañías grandes y de tipo ‘growth’.
Fuente: topdowncharts, Callum Thomas
Este tipo de divergencia tiende a resolverse de dos formas:
También existe una tercera posibilidad: una combinación de ambas. En cualquier caso, lo que resulta evidente es que el desequilibrio actual no puede mantenerse indefinidamente. A lo largo del tiempo, los excesos tienden a revertirse y los extremos ofrecen puntos de entrada interesantes para el inversor paciente.
Para quienes tienen carteras fuertemente sesgadas hacia EE. UU. o concentradas en tecnológicas de gran capitalización, este puede ser un buen momento para plantearse la diversificación. No se trata de adivinar el ‘timing’ perfecto, sino de reconocer que, en términos de valoración, la relación riesgo-recompensa ha cambiado. Las oportunidades de las próximas décadas podrían estar precisamente en aquellos segmentos que hoy resultan menos populares, pero claramente más baratos. En momentos como este, el valor puede estar donde menos se mira.
Conclusión
La historia financiera está llena de ejemplos donde los activos ignorados terminaron siendo los más rentables a largo plazo. Esto ocurre porque las tendencias en bolsa tienden a atraer capital hacia aquello que lleva tiempo funcionando bien, sin tener en cuenta si esos activos ya cotizan a precios excesivos. El FOMO —ese miedo a quedarse fuera— acaba concentrando al inversor medio en lo que ya es caro y popular.
Pero cuando se produce un cambio de ciclo, esos mismos inversores suelen salir en estampida, buscando refugio en segmentos olvidados, donde las valoraciones son mucho más atractivas. Quizá estemos justo en ese punto de inflexión. Ignorar lo impopular ahora puede ser perderse la gran oportunidad de la próxima década.
El gran éxodo de la renta fija a largo plazo en EE. UU.
Algo importante está ocurriendo en el corazón del sistema financiero estadounidense: los inversores están retirando dinero a un ritmo acelerado de los fondos de renta fija a largo plazo. Y no se trata de un movimiento puntual. Es una salida sostenida que lleva meses creciendo en intensidad.
Según los últimos datos, los fondos que invierten en bonos del Tesoro a largo plazo han registrado salidas netas multimillonarias durante varias semanas consecutivas. En el segundo trimestre, la estampida fue histórica: salieron casi 11.000 millones de dólares, el mayor éxodo desde la locura del COVID en 2020. Y eso que venían de una media de 20.000 millones en entradas. Ahora, ni siquiera los inversores institucionales quieren esos «papeles» que siempre han funcionado como refugio estable.
El motivo es la combinación de varios factores: por un lado, la ausencia de bajadas de tipos por parte de la FED ante la resistencia de la inflación. Y por otro, el nuevo paquete de aranceles de Trump y su reforma fiscal, que podrían disparar la deuda pública a niveles aún más difíciles de digerir. Más deuda significa más bonos en circulación… es decir, más oferta y, por tanto, precios más bajos.
Los costes invisibles de la IA: ¿Quién pagará la factura eléctrica?
Las eléctricas de Estados Unidos están viviendo una auténtica transformación. La revolución de la inteligencia artificial, que multiplica la necesidad de centros de datos, ha disparado la demanda de electricidad hasta niveles nunca vistos y la necesidad de nuevas infraestructuras. En 2025, el gasto en nuevas plantas y líneas (CAPEX) alcanzará un récord de 212.100 millones de dólares, un 22,3 % más que el año anterior. Y lejos de frenarse, la inversión prevista para 2027 subirá a 228.100 millones. En apenas tres años, el sistema eléctrico norteamericano movilizará más de 600.000 millones de dólares para atender este nuevo paradigma energético.
El siguiente gráfico muestra en color naranja la “inversión en conceptos como infraestructura de la Red, Tecnología de la Información y Software”, mientras que en color azul quedan reflejados todos los demás epígrafes.
Fuente: Researchandmarkets, Business Wire
Esta avalancha de capital responde a un problema estructural: los centros de datos no solo consumen electricidad, sino que lo hacen de forma intensiva y constante. Las previsiones indican que la demanda adicional asociada a este fenómeno podría rondar los 44 GW antes de 2030, una cifra que equivale al doble de todo el consumo eléctrico de Nueva York.
Frente a esta realidad, las eléctricas buscan fórmulas para evitar que el coste recaiga sobre los usuarios residenciales. Pero el debate sigue abierto: ¿quién debe asumir el coste de esta expansión sin precedentes? En muchos estados, reguladores y tribunales ya discuten si deben ser los centros de datos quienes paguen de forma directa por las subestaciones, líneas y capacidad contratada, o si parte del coste debe socializarse. Algunas legislaciones recientes en Indiana, Virginia y Ohio apuntan a que hasta un 80 % de los gastos podría acabar en la factura del propio centro de datos, dejando al margen a hogares y pequeñas empresas.
Todo esto sucede mientras las tarifas eléctricas en Estados Unidos ya suben un 10 % anual en muchos lugares. El riesgo de que esta tendencia se agrave si se generaliza el reparto de costes es evidente. Y lo es también el peligro de sobredimensionar una red eléctrica para una demanda que, en algunos casos, podría no materializarse por cambios tecnológicos o decisiones corporativas.
Conclusión
La inteligencia artificial ha desatado una ola de inversiones sin precedentes en el sistema eléctrico, pero también plantea una pregunta incómoda: ¿quién debe asumir esa factura? Si los beneficios de esta revolución tecnológica se concentran en un puñado de grandes compañías, parece razonable que sean ellas quienes asuman la mayor parte del coste. Solo así podrá evitarse que el impacto recaiga sobre millones de consumidores que no participan directamente de sus ventajas. La clave estará en comprobar si los proyectos siguen siendo igual de rentables cuando deben cargar con el peso real de la infraestructura que necesitan para funcionar.
¿Quieres recibir esta newsletter?
La Metamorfosis del inversor y de las economías
Los inversores se acostumbran a la incertidumbre y a situaciones que antes hubiesen parecido inverosímiles. La psicología del mercado actúa como una capa protectora que filtra el ruido: por grave que sea un conflicto, una amenaza geopolítica o una deriva económica, si el sentimiento de fondo no cambia, los activos apenas se inmutan. Es como si el mundo se hubiese anestesiado frente al riesgo. La racionalidad inversora se ha convertido en una cuestión de percepción: lo que antes desencadenaba pánico, hoy apenas altera el flujo de capitales. Y, sin embargo, los riesgos están ahí. La tensión no ha desaparecido, solo se ha integrado en el sistema de expectativas.
Irán parece estar entrando ahora en una estrategia de “ambigüedad estratégica”, deteniendo formalmente las inspecciones de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) y cortando toda comunicación con el organismo tras los ataques de EE. UU. e Israel del 13 de junio. Esta decisión se aprobó por ley ante el Parlamento y provocó que se suspenda toda cooperación con la AIEA y se retiren cámaras de vigilancia de sus instalaciones.
Y esto ocurre mientras el inventario iraní de uranio enriquecido (aproximadamente 409 kilogramos, de grado cercano al requerido para fabricar una bomba) permanece sin verificar desde los ataques. Esa cantidad de material que puede almacenarse en tan solo 16 cilindros del tamaño de una bombona de buceo podría haberse trasladado fácilmente a un lugar protegido y no declarado antes de los bombardeos. Será muy difícil conocer el paradero de ese uranio, o si, por el contrario, fue totalmente eliminado.
Ahora Israel y EE. UU. barajan dos posibles respuestas: aceptar un regreso negociado de inspectores, o bien optar por una nueva acción militar. El presidente Trump justo tras los bombardeos se decantó por ofrecer levantar sanciones a cambio de garantías de paz, aunque canceló su propuesta tras las declaraciones del ayatolá Jameneí, lo que nos devuelve a una situación de total incertidumbre.
En el otro gran conflicto bélico, Rusia afirma haber tomado el control total de la región ucraniana de Lugansk, siendo la primera región completamente ocupada desde Crimea en 2014. Mientras tanto, Ucrania vuelve a ejecutar ataques con drones de largo alcance contra una planta en Izhevsk (a 1.300 kilómetros dentro de Rusia), en respuesta a los más de 5.400 drones lanzados por Rusia durante el mes de junio.
Tras una guerra que ya dura más de tres años, la economía rusa se ha reconfigurado para sostener el esfuerzo bélico. Pese a las sanciones internacionales, el país ha logrado mantener su maquinaria de guerra mediante una combinación de altos ingresos por exportaciones energéticas —especialmente hacia China e India— y un presupuesto cada vez más militarizado. El gasto en defensa supera ya el 6% del PIB, y representa más del 16% del gasto público total, con industrias civiles transformadas para producir armamento y munición. A su vez, la movilización de mano de obra hacia el sector militar ha provocado escasez en sectores como la construcción o la agricultura.
En paralelo, la guerra ha convertido a Ucrania en una fábrica de innovación militar. El 40% del armamento que utiliza Kiev ya se produce localmente, con startups como TenCore desarrollando robots modulares como el TerMIT, capaces de transportar suministros, colocar minas o combatir de forma remota. Más de 20 unidades militares utilizan estos dispositivos, que cuestan desde 20.000 dólares y pueden reemplazar funciones de alto riesgo para los soldados.
El campo de batalla también ha sido redefinido por el uso masivo de drones de bajo coste, que representan hasta el 70% del equipo destruido por Ucrania. Estos drones operan de noche, con mal tiempo y hasta para llevar sangre a soldados heridos. Ucrania también está desarrollando tecnologías de guerra electrónica, misiles caseros y sistemas para evitar interferencias rusas. Empresas emergentes prueban sus productos directamente en el frente, lo que acelera su eficacia y adaptación.
Conclusión
Cada vez más expertos interpretan la estrategia de Irán como un retorno a la «ambigüedad estratégica» propia de la Guerra Fría, con el objetivo de desincentivar nuevas intervenciones militares. Pero más allá de las decisiones de los gobiernos, lo verdaderamente revelador es cómo los inversores se han ido adaptando a convivir con niveles de incertidumbre antes impensables. Lo que hace una década habría generado ventas masivas y huidas hacia activos refugio, hoy apenas provoca oscilaciones moderadas en los mercados. La percepción del riesgo se ha relativizado, y el umbral de tolerancia ha subido considerablemente.
Del mismo modo que los inversores ajustan sus expectativas y racionalizan el contexto, las economías en guerra también mutan para sobrevivir. Rusia convierte industrias civiles en fábricas de armamento; Ucrania acelera su transformación en un “hub” de innovación militar, desarrollando soluciones ágiles y eficaces en plena línea de combate. La resiliencia ya no es solo una virtud: es una necesidad estructural. En un mundo donde la tensión geopolítica y los conflictos armados parecen formar parte del nuevo orden, tanto los mercados como los países encuentran formas de adaptarse, resistir y, en algunos casos, incluso prosperar en medio del caos.
El evento sigue adelante y estamos recibiendo cientos de mensajes positivos sobre el contenido. Si aún no estás dentro, todavía puedes unirte y ver la formación completa.
Ya están publicadas las 4 clases.
En ellas verás por qué no necesitas acertar siempre para obtener buenos resultados, cuáles son los errores más comunes que comete el inversor promedio y, sobre todo, cómo aplicar una metodología lógica, racional y realista para invertir con seguridad y criterio, incluso si estás empezando desde cero.
Y aún queda el directo del próximo 9 de julio, donde hablaremos de actualidad económica:
Guerra entre Irán, Israel y EE. UU., ciclos económicos, expectativas… ¿Qué pesa más a la hora de invertir: lo que se dice o lo que realmente mueve el mercado?
Si aún no te has apuntado, puedes hacerlo desde el siguiente enlace y acceder directamente a las 4 clases publicadas:
En el mundo del trading con derivados, hay ciertos conceptos que, aunque técnicos, resultan fundamentales para quienes buscan operar con conocimiento y precisión. La teoría de la paridad put/call es uno de ellos. Se trata de una relación matemática que explica cómo deben estar valoradas las opciones sobre un mismo activo subyacente para evitar arbitrajes en el mercado. Y lo más importante: nos da pistas sobre el sentimiento del mercado, el valor temporal de las opciones y las oportunidades que pueden surgir cuando se rompe ese equilibrio. A lo largo de mi carrera como analista y formador, he insistido muchas veces en que comprender este tipo de relaciones no es solo un ejercicio teórico. En este artículo te explico cómo esta herramienta que puede ayudarte a mejorar tus decisiones de inversión, detectar desequilibrios puntuales y entender cómo reacciona el mercado ante cambios en los precios, la volatilidad o el tiempo.

La inteligencia artificial vuelve a romper esquemas, esta vez en el mundo de la medicina. Microsoft acaba de presentar el MAI Diagnostic Orchestrator (MAI-DxO), un sistema de IA que multiplica por cuatro la tasa de aciertos de médicos con entre 5 y 20 años de experiencia… y lo hace enfrentándose a algunos de los casos más complejos de la práctica clínica.
MAI-DxO no es un chatbot, ni un asistente de diagnóstico tradicional. Es una especie de equipo médico virtual, donde varios agentes de IA trabajan de forma coordinada:
La idea es imitar cómo colaboraría un equipo de especialistas… pero sin las limitaciones humanas de tiempo, sesgo o fatiga.
Los resultados que están dejando a todos boquiabiertos:
Microsoft, junto a OpenAI, ha testado el sistema usando un nuevo benchmark llamado SDBench, que incluye 304 casos médicos especialmente complicados (aquellos donde suele haber más errores humanos) y los números son claros:
El lanzamiento del MAI Diagnostic Orchestrator no es solo una noticia médica. Es una señal clara de hacia dónde se está moviendo el valor en el mercado de la IA, no solo en productividad o análisis de datos, sino en resolver fallos humanos cuestan vidas y dinero. Entre algunas de las repercusiones de este hallazgo intuimos que están:

Esta semana te comparto la revista Sigma Street, de mi amigo Luis Silva y el equipo de Opción Sigma.
Es una revista semanal de análisis de mercados que combina estrategia, psicología del trader, tácticas de opciones y visión macroeconómica. Está escrita en un tono directo, técnico pero pedagógico, y enfocada a un público más avanzado que quiere operar con método, no con intuición.
La revista está pensada para inversores que ya dominan lo básico y quieren dar un paso más hacia una operativa basada en datos, contexto y gestión activa del riesgo. Puedes encontrarla en www.opcionsigma.com.
Si te interesan las opciones financieras, recuerda que la última propuesta de mi formación gratuita que empezó el 30 de junio incluye un bonus extra de Opciones Financieras junto con Luis Silva, un curso completo donde te explico cómo funcionan estos instrumentos, desde cero y paso a paso. Aprenderás a utilizarlos para cubrirte ante caídas, complementar tus ingresos o diversificar tus estrategias de inversión. Todo de forma clara y con criterio, para que puedas empezar a aplicarlos con seguridad, aunque nunca los hayas usado antes.
Esta newsletter es un paso más de un camino que comencé hace años con la intención de poner algo de luz a muchas informaciones sesgadas o poco éticas sobre lo que sucedía en el mundo de la inversión. Hoy sigo con la misma idea, creo que si lo que define al mercado es el conjunto de lo que hacemos todos los inversores juntos, necesitamos hacer esto con responsabilidad, conocimiento y la información más rigurosa. Espero que en The Trader, te sientas identificado.
Te regalo mi visión personalsobre el mercado, análisis,opinión y noticias
Suscríbete y recibe cada jueves mi boletín gratis.
SuscribirmeInformación legal